Wednesday, February 04, 2009

Pecado ratón, ratero de gozo.

Nona se dio cuenta que había ratones en la casa porque vio una bolsa de tomates rota en una esquina y un tomate medio comido.  Puse la trampa en el suelo de la cocina y antes de dos horas cayó la intrusa.  Antes de acostarnos cayó otra abajo del lavaplatos.

            Dejé lista una trampa en la cocina, luego Nona me dice que se me olvidó ponerle mantequilla de maní como sebo.  Yo pensé, qué raro, no creo estar tan mal del Alzheimer.  En fin, le puse cebo y me fui a acostar.  Como a media noche Nona me despierta y me dice que siente ruidos de roedores dentro del cuarto.  Me levanté a buscar una trampa para ponerla en el segundo piso.  Al bajar a la cocina me di cuenta que la otra trampa otra vez no tenía sebo.  El muy intrépido se lo estaba comiendo, pero la trampa no saltaba.  Pues bien, le volví a poner mantequilla de maní, y le agregué un pedacito de cereal enganchado de tal manera que los ratones la movieran.  Santo remedio, a las 3 de la mañana, en la puerta de nuestro dormitorio, cayó la tercera roedora.  (A propósito, en la película El Exorcismo de Emily Rose se dice que así como Cristo murió a las 3 de la tarde, los demonios tienen su máxima actividad a las 3 de la mañana, o sea, la hora opuesta).  Este ratón quedó medio aturdido y ensangrentado fuera de la trampa.  Lo tuve que matar a zapatazos y luego Nona se levantó a limpiar y a desinfectar el piso y la pared que quedó con sangre (no mía, del animal).

            Al bajar a la cocina a buscar útiles de aseo encontré al # 4 muerto y limpio (menos mal) en la trampa.

            Al tercer día, mientras estaba sentado en la sala, vi pasar un ratón en frente de la terraza como Pedro por su casa. En la noche Rosie vio pasar otro en la sala, así es que a ese le puse una trampa al lado de la escalera.  Dicho y hecho, esa noche cayó y otra vez tuve que limpiar el sangrerío.

Le dije a Nona que ya estaba cansado de la sangrienta matanza y me fui al Home Depot a comprar trampas más sofisticadas y limpias.  Compré una que es como una caja de zapatos y cuando el roedor entra le pega una descarga eléctrica pasando a mejor vida en asunto de segundos.  También compré ahuyentadores electrónicos.  Ahora tengo una trampa abajo del lavaplatos, otra en el segundo piso, una trampa eléctrica detrás del sillón y dos trampas de goma pegajosa en la terraza.  Ha pasado una semana y ya no han caído.  Es posible que la primera ratona, que era más grande que todas, fuera la mamá, y todos los demás vinieron al funeral y yo las exterminé.

            En inglés se dice “rat”, pero en español no es rata, ya que esta mide como 50 centímetros.  Lo que cacé son ratones.  Aquí les llaman ratones de fruta.  En Chile existen las “lauchas” que son chiquitas, como las que tienen los niños de mascota.  Lo que yo cacé son ratones que miden como 20cms de largo.  Aquí en USA hay dos clases: los noruegos y los del techo, parecidos, pero no idénticos.  Se nota que hice una buena investigación.

            Pensé también en la relación entre ratones y rateros.  Un ratero es un ladrón que hurta con maña cosas de poco valor.  Parecido a un ratón.

            No hay cosa en la vida que no me deje dando vueltas el pensamiento.  Aquí van mis elucubraciones:

            ¿Por qué entraron ratones a la casa?

1)    Porque invadimos su territorio.  Toda esta área de Los Ángeles eran

naranjales y huertas de frutas.  El hábitat natural de los ratones era este.  De hecho uno los puede ver hasta caminando en los cables de la electricidad, subiéndose a los árboles y caminando sobre las cercas.

 2)    Porque dejamos el ventanal abierto.  Como el clima acá es tan benigno, incluso en invierno, dejamos a veces el ventanal abierto y se nos olvida cerrar la puerta de malla.  Por ahí entran, ya que vivimos en una casa que sólo tiene una puerta y un ventanal de acceso al exterior.

 3)    Porque hay alimentos en la casa.  La única razón que los ratones entran es porque hay una fuente de alimentos y agua.  Pasan derechito a la cocina o se deleitan con las migajas que caen en el comedor o lo diminuto que cae en la sala. 

Moraleja:

            ¿Por qué entra el pecado a nuestras vidas?

1)    Porque hemos invadido su territorio.  El reino de Dios ha llegado en la persona de Jesucristo y estamos conquistando territorio infectado.  No es raro entonces que se introduzca de vez en cuando a nuestro corazón. (Juan 18.36, “mi reino no es de este mundo”.)

2)    Porque dejamos el ventanal abierto.  Descuidamos a veces nuestra vida espiritual y jugueteamos con el pecado.  Caminamos al borde de la tentación, abrimos “un poquito” nada máscreyéndonos fuertes y dejamos vulnerable nuestro lado flaco. (1 Cor. 10.12, “si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer”).

3)    Porque hay alimentos en la casa.  El pecado tiene que nutrirse de algo. Si mi corazón lo alimenta, se queda y engorda.  Aunque en apariencia la casa siga limpia, él se acomoda en los sitios oscuros y sale de noche en mis horas secretas. (Santiago 1.15 “deseo: pecado; pecado: muerte”). 

Finalmente, el pecado ratón es un ratero del gozo.  El diablo vino a robar lo que Cristo nos ha dado.  Protejámonos, cerremos la puerta, limpiemos la casa, dejémoslo morirse de hambre.

7 comments:

  1. Pucha oh... una imagen que tengo tuya (de foto) es en la casa de don Tito con una trampa y con un ratón colgando. Ahora de nuevo!. Es como que reafirmas tu imagen de Cazador de Roedores, y lo cuentas muy suelto de cuerpo.

    Que bueno que cazaste todo. Y que bueno que la Nona no es histérica o ya estarían cambiándose de casa nuevamente jajaja.

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  2. Consígueme esa foto. Qué lástima, es mi destino.

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  3. Anonymous4:02 PM

    Mi pastorcito... yo lo conozco muy intelectual predicador de la Palabra,valiente en predicaccion al aire libre,etc.pero no me lo imagino cazando ratones no sera en realidad que Nonita cazó los ratones pero como vivo en esta zona, por si acaso voy a cerrar las puertas y ventanas, ya que por ahi escuche unos ruiditos no tan extraños para nosotros,...y ya tenemos las trampas listas por si acaso y lo mejor de todo que toda la familia esta participando.
    Ah por cierto el blog esta Súper !!!
    maricela R.

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  4. Dentro de lo entretenido del relato, y de la enseñanza a traves de la figura metafórica que, tan bién, usas Fernando, quisiera poder agregar la importancia de Nona en la solución del problema. Ella lo "detecta" ( cosa que tal vez otros en casa ya lo habían hecho...), sin embargo es además quien da la voz de alarma y te incentiva a actuar. Tengo mi análisis personal , pero me gustaría saber que opinas tu u otros comentaristas.

    Cariños fraternales, Taly

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  5. Así me sentí muchos años,disfrutando de un espacio que no era el mio,alimentando el pecado que era como un regalón al que no podían tocar ni dañar yo lo atesoraba,pero cada dia me dañaba mas,el ratón no solo es un roedor sucio sinó además,trae consigo muchas infecciones,el pecado infectó no solo mi vida sinó mi entorno,mis hijos y a los que me amaban,pero gracias a Dios existen métodos para eliminar la plaga de Ratones y la plaga del pecado está bajo nuestros pies gracias a Jesucristo quien no solo me perdonó,sinó me sanó,restauró y sacó todo lo que infectaba mi vida.Me aferro hoy a sus promesas y palabra Romanos 8:1 (ninguna condenacion hay para los que están en CristoJesús,los que no andan conforme a la carne,sinó conforme al espíritu)Gracias Señor que ya No me siento como un ratón sucio,sinó como una hija del Rey de Reyes.Bendiciones,tu prima MartaJulia Acuña Dupuy

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  6. Ya no soy Ratón,soy como un aguila,vuelo alto y veo como Dios me sostiene,miro desde la alturas,disfruto de todo lo que el me ofrece cada dia.

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  7. Gracias por los comentarios. Mi hermano Andrés recordó que desde Chile vengo matando ratones. Mi vecina Maricela no me cree tan valiente. Talita hizo un análisis súper bueno, se ve que es buena lectora. Le da un buen crédito a mi esposa. Muy acertada Taly. Qué acertados testimonios de mis primos Marta y Pablo, el águila. Cada uno nos identificamos con nuestra lucha personal con el pecado y la victoria del Gran Exterminador: Jesucristo.

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