Wednesday, November 27, 2013

Santa María del Río

En esta semana de Acción de Gracias Nona y yo viajamos a San Luis Potosí, México. Mi amigo Arturo me dijo que el domingo en la mañana yo predicaría en Santa María del Río, a unos 40 minutos de la ciudad. Arturo me recordó que el lugar de reunión de esa iglesia había sido incendiado hace unos años por unos fanáticos católicos. Mi primera reacción fue pensar en llevar conmigo un extinguidor, por si acaso.
Nona y yo nos encontramos con una hermosa congregación que calculé en unas 200 personas, adorando al Señor con fervor. Prediqué un sermón sobre la compasión. Tres personas le entregaron sus vidas al Señor, y estuvimos ministrando a unas veinte personas que pasaron al frente.
Al final del culto Juan Antonio y su esposa Mari Juana, los pastores, nos llevaron a comer comida china, por la cual el pueblo es famoso, y compartimos un grato momento escuchando lo que el Señor ha hecho en el pueblo.
Nos contaron cómo fue el asunto del incendio: La iglesia de San Luis les envió como pastores y compró un terreno para construir un edificio pequeño en donde asistían unos 40 feligreses. El pueblo no contaba con iglesia cristiana y la oposición religiosa siempre ha sido fuerte. Hace 6 años, durante las fiestas de la Asunción de la Virgen, aconteció la desgracia. Las fiestas patronales comienzan el 1 de agosto y terminan el 15. Cada noche hay procesión, fiesta, comercio, fuegos artificiales y demasiada venta de alcohol. El sábado 5 de agosto en la noche, la procesión pasó en frente de la iglesia cristiana. A dos hombres que ya estaban tomados, se les ocurrió la brillante idea de salirse de la procesión, buscar gasolina, saltarse el muro, entrar al templo e incendiarlo. Lo lograron. A las 2 de la mañana comenzó el incendio que arrasó con los instrumentos musicales, los aparatos de sonido, las sillas de plástico y la techumbre. En el pueblo no hay compañía de bomberos. Alguien corrió a la casa del pastor a las 4 de la mañana para avisarle del incendio. Cuando Juan Antonio llegó, no había nada que hacer. Un hermano acarreaba cubetas de agua para tratar de apagar el fuego.
Había llegado un par de patrullas de policías a vigilar. Mientras los hermanos lloraban la tragedia y trataban de apagar el fuego, los policías se reían. El pastor, indignado, los confrontó - En vez de estarse burlando deberían ayudarnos en algo -. Avergonzados, algunos de ellos comenzaron a echar tierra en algunos focos de incendio.
Han pasado seis años. Juan y su esposa nos cuentan que, amedrentados, la mitad de la congregación abandonó la iglesia. Quedaron poquitos con la misión de levantar el ánimo y el fervor de la gente, lo mismo que la titánica tarea de levantar un nuevo edificio. Hoy, el crecimiento de la iglesia ha sido hermoso, ya no son 20, sino 200. El edificio con el cual soñaban, de dos pisos, con salones y oficinas en la primera planta y salón amplio de reunión en el segundo piso, ya es una realidad.
El Centro Familiar Cristiano Dios es Amor, es la única iglesia cristiana en un pueblo de 40 mil habitantes (además existen dos pequeñas células o grupos en casa de los hermanos bautistas). Hay mucho todavía por hacer, con la ayuda del Señor.
El pueblo tiene un canal de televisión local en el que, a la hora de las noticias, el sacerdote del pueblo tiene cinco minutos para hablar los fines de semana. Juan Antonio se acercó al canal para comprar algunos minutos y poder predicar el evangelio. Le dijeron que le darían una respuesta. Al pasar los días le llamaron para pedirle el favor de grabar cinco minutos para el segmento del sacerdote, lo cual Juan Antonio hizo con gusto. Al siguiente día le dijeron si podía ir al canal a grabar otro segmento. Más tarde le pidieron grabar una mayor cantidad de cuñas. Intrigado, Juan Manuel les preguntó - bueno, ¿y qué pasó con el sacerdote? -. Le respondieron - Lo que pasa es un día fuimos en la noche a pedirle que grabara y se enojó mucho porque lo molestamos tan tarde y no quiso grabar más -.
Hoy en día el pastor Juan Antonio sale constantemente en la televisión sin pagar ni un cinco.
Ese, y otros lindos testimonios de lo que el Señor está haciendo en Santa María del Río, nos contaron esta hermosa pareja que con sus cinco hijos están extendiendo el reino de Dios en este lugar.