Sunday, November 23, 2008

Damas, Dinero, Dominio.


No me dí cuenta de la magnitud de la responsabilidad de predicar en la última sesión de la Convención Nacional Misionera, en Tulsa Oklahoma, hasta que Doug Priest, el presidente de la Convención me presentó. Dijo que yo era un autor, un profesor, un plantador de iglesias y que tenía una hija famosa por haber estado en Survivor y que su belleza la había heredado de su mamá. Luego dijo que yo era chileno y que había graduado del Colegio Bíblico. Explicó que Harland Cary, el fundador del Colegio Bíblico (1945) estaba en la audiencia. La cámara lo enfocó y vimos su rostro en las pantallas gigantes. Con casi 92 años, el hermano Harland era la única persona viva que había estado en la primera Convención Misionera en 1948. Me emocioné al reflexionar en eso, y al recordar que su esposa durante 70 años, había sido sepultada la semana pasada. La noche anterior el hermano Harland, con excelente memoria, conversó con Nona y conmigo animadamente. Cuando alguien se acercó a saludarlo él le comentó que nosotros teníamos una hija que había ido a Africa y por la cual habían ofrecido 15 vacas en casamiento. Me asombraba de su memoria y de sus historias mientras yo pensaba en su hijo mayor, Dean, ex-presidente del Colegio Bíblico, que hoy está en una casa de convalecientes, a la edad de 68 años, totalmente perdido en su Alzheimer. Luego, antes de subirme a la plataforma, pensé en Craig y Shirley Woolsey, nuestros pastores durante 10 años de trabajo en Chile, quienes amorosamente buscaron sentarse con Nona durante el sermón. Pensé en todo lo que crecí en el ministerio bajo su sombra. Ahora ellos, jubilados, viven aquí en Tulsa. También vi, sentados junto a Nona, a Wendell y Bettie Skelton, quienes, cuando llegamos a Downey, nos recibieron en su hogar y llegaron a ser una figura paternal para nosotros y de abuelos para nuestros hijos. Nos regalaron un auto, y hasta el día de hoy apoyan la misión financieramente. Pensé en Steve y Debbie Palich, mi actual jefe y pastor, que ha estado a nuestro lado todos estos años de servicio en California preocupado por nosotros, animando, corrigiendo, preguntando y ayudándonos a enfocarnos. Pensé en Felipe Casey y Rafael Shead, antiguos misioneros a Chile, que vinieron a abrazarme, y quienes me han ayudado a escribir y publicar dos libros. Pensé en Greg Fish, hijo de misionero y pastor hispano que me ha ayudado con la página de internet de la iglesia y preparó la presentación de Power Point para el sermón. Pensé en un hermano, no recuerdo su nombre, que trabaja para Good News Production, (quienes produjeron mi audio-libro). Él me vio temprano vagando por los puestos de exhibición, puso su mano en mi hombro y oró por el éxito del sermón. En fin, todos estaban muy emocionados por esta gran oportunidad mía de ser uno de los pocos hispanos, o quizás el único, que ha sido invitado a predicar el sermón final de una Convención multitudinaria de nuestras iglesias. Me preguntaban si estaba nervioso. Honestamente no lo estaba, y en forma de chiste les contestaba, "es que a mi me operaron de los nervios". Escuché buenos comentarios del sermón, aunque, en realidad solamente quería transmitir una palabra que Dios me dio cuando, con mucha tristeza a principios de este año me enteré de la caída en pecado de uno de los pastores hispanos más nombrado entre nuestras iglesias hispanas del Sur de California. Fue allí que, después de muchos días de meditación, resplandeció en mi mente la idea de los Grupos CaPri (Carácter Primero, Ministerio Después). De allí surgió este sermón que enfatiza el cuidarnos en tres áreas: Dinero, Dominio y Damas. Prediqué este sermón en la graduación del Colegio Cristiano Mid-South, Memphis, TN., y también lo predicaré el miércoles 26 de noviembre en la Convención Cristiana de Texas, en MacCallen. Mi única intención en predicarlo fue pasar el mensaje. Quiera el Señor que la gente que me escuchó tome la semilla y humildemente la ponga a crecer en su corazón.