Thursday, September 01, 2011

Gabriela Mistral en una conversación inédita sobre la Biblia.


Hoy leí en La Tercera una noticia que dice que la Biblioteca Nacional de Chile ha subido al internet documentos inéditos de Gabriela Mistral, fotos, poemas, vídeos y audios. Como siempre me ha gustado la Mistral entré al sitio y me puse a escuchar una grabación de más de una hora en donde ella trabaja con sus secretarias dictándoles los poemas de “Las locas”.
Al final de la grabación se escucha una conversación en donde Gabriela habla de Palma (la maestra Palma Guillén que la recibió en México en el año 1922 cuando fue invitada especial del joven gobierno revolucionario). Gabriela comenta que Palma era anti judía y constantemente le hacía malos comentarios de los perversos judíos. La Mistral le rebatía sus argumentos.
En la grabación, que me gustó tanto y transcribo, Gabriela dice:
(Palma) llegó muy solemne y me dice “Gabriela vengo a jurar, delante de ti, que no vendré a hablar nunca más en contra del rey David”. No le hallaba nada, nada a ese hombre de genio, digo yo, y padre se Salomón además. Y no puedo entender porque ella es una beata fenomenal. Yo creo que ha leído la Biblia a trozos, a pedazos y una o dos veces. Hay que leerla constantemente.
Yo me acusé de eso la última vez que me confesé, yo le dije al padre que “no sé padre”, le digo, “pero yo quiero decirle esto: que a mi no me gustan los libros de misa que hacen ahora y lo que me gusta es leer la Biblia”. Entonces me dice “¡no la va a poder entender!”. El cura se enfaroló. Entonces me quedo yo muy impresionada y le digo yo, “rece usted padre por mí para que yo la entienda”. Entonces yo me salgo de ahí donde se está hincada, y él sale, y aunque tienen prohibido esto, se paró y yo alcé así los ojos para que no me conociera. Pero mire aquella cosa, detestan el que nosotros leamos la Biblia, cada cura. Y yo he tenido amigos curas, gente muy buena, pero parece que es la Santa Iglesia, la Madre Iglesia. Dejar a un ser humano sin los salmos de David, es lo más alto de la poesía del mundo. Y ese ser tan lindo, a pesar de la mujer aquella que él agarró y que pertenecía a otro, ¿No?, a pesar de eso mi padre David es una maravilla... (se escuchan risas)... Y Palma, yo creo no ha leído la Biblia sino una vez y por eso es que no le ya llegado el amor del judío, porque ese libro puede amontonar los libros religiosos. En todas partes van con unos libros tontos a oír la misa, pero unos libros idiotas escritos por curas que deben ser como esos niños que nacen malogrados, ¿Como se llaman? Como niños tontos ¿No?. Entonces yo no me confieso con frecuencia porque si me dicen alguna grosería, sobre todo eso de que no les gusta nada que una lea la Biblia. Es el libro que yo he leído más en mi vida, y yo creo que le debo a ese libro mucho ¿por qué lo voy a negar?
(Alguien le dice: porque tú amas al rey David, ¿No? Y ella se ríe). Bueno, el rey David dicen que era muy lindo en primer lugar... (luego parece que comenta algún cuadro y la carita coqueta de Betsabé).
¿Tú sabes que el hijo era el de las 600 mujeres? ¡qué horror! (Una mujer le dice: “pero es que vivió 500 años, tuvo tiempo”). Gabriela contesta: No, no es el viejo, yo hablo de Salomón. (La voz de Doris Dana, gringa, dice “Salomón era el viejo, era el papá de David”. Porque obviamente lo están confundiendo con Matusalén). Gabriela le contesta: ¡Por favor! David es el papá de él. ¿Una yanqui sin saberse su Biblia? (Risas).
Te advierto que sirve como libro poético, sirve como ninguno, eso y el Cantar de los cantares de Salomón y yo haciendo rabiar a Palma diciéndole, mira tu castigo después de mi padre David viene Salomón y lo declaran desde esos tiempo el poeta más grande del mundo. “Ah, ese, pero era un cochino” -contestó Palma- “agarraba las que fuera por eso agarraba a tantas ¿No podría tener tantas de otra manera?”.
Mi abuela se llamaba Villanueva y allá cuentan, la gente que se han ocupado de eso, que todos los Villanueva son judíos conversos. Yo tuve una abuela extraordinaria mujer. Cuando yo tenía una cosa de 12 años o tal vez menos, mi madre me decía todos los sábados y el domingo, “andá a ver a tu abuela loca y obsérvala si está en buen estado. Si no te dice ningún disparate entonces te quedai, pero si no te vení corriendo”. Entonces llegaba yo y al principio era sólo preguntarme como estábamos en la casa...

Ahí termina la grabación. Me imagino que Gabriela iba a comentar, porque en otros escritos lo ha hecho, de la influencia que su abuela paterna tuvo sobre ella al introducirla a la lectura de la Biblia.
Para no dejar la historia a medias, aquí les transcribo lo que Alfonso Calderón dice de la abuela de Gabriela en http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0013338.pdf
Su abuela estaba sentada "en un sillón rígido y yo me sentaba en una banqueta de mimbre. Ella me alargaba su Biblia, muy vieja y muy ajada, y me pedía que le leyera. Siempre me la entregaba abierta en el mismo sitio, en los Salmos de David. Leyó y releyó y el cuerpo se le llenó de esa música indecible, que alguna vez se cantó en Judea y en Samaria. Al comienzo, no entendía bien lo que contaban y repetía -como lo ha dicho- en la forma en que lo haría "un loro balbuceante". Después, sintió cómo se infiltraban "la poderosa cadencia y fuerza de aquellos símbolos. Entonces, bebiendo la sabiduría milenaria del libro sagrado, hice de la Biblia mi libro predilecto. Y desde entonces, como no encuentro en las oraciones corrientes la belleza y armonía de aquellos salmos, rezo con los versos de "Nuestro Padre David, como decía mi abuela".