Monday, January 12, 2009

La casa de Dios: En la sala, amando a Dios.


La semana pasada hablamos de que nuestro propósito como Iglesia es que la gente AME A DIOS, AME A LOS DEMÁS Y SIRVA AL MUNDO.  Lo ilustramos con una casa y dijimos que en la sala de la casa Amamos a Dios, en el comedor, Amamos a los demás y en la cocina Servimos al mundo.  Para eso: la sala es nuestro culto de adoración a Dios; el comedor son nuestros grupo levadura y grupos pequeños; la cocina son nuestros ministerios de servicio.

            El conocimiento de Dios y el amor de Dios van de la mano.  Así como crece un bebé en el vientre de su madre, así crece la piel alrededor del vientre.  También, cuando crecemos en conocer a Dios, el amor que envuelve ese conocimiento también crece.

            Hay gente que no ama a Dios o está distanciada de él porque no lo conocen, tienen dudas, preguntas, cuestionamientos.

            El chiste de los perros que iban a copular…

            Lo que hacemos en la sala de la casa de Dios es ayudar a la gente a conocer mejor a Dios para que pueda amarlo más.

            Hoy hablaremos de la primera frase, AMAR A DIOS con la imagen de la sala.

70+% de la gente que visita una iglesia decide si van a volver o no ANTES de que el pastor predique”-Barna Research Group

            El “adorador misterioso” es un grupo de personas que visitan Iglesias en todo el mundo. Tienen unas preguntas estándares que se plantea en cada culto de adoración y son preguntas que las iglesias deberían estarse preguntando frecuentemente.  Después de todo, los invitados estarán preguntándose lo mismo. Las respuestas las publican en internet.

¿Cuán lleno estaba el edificio?  Si alguna vez has llegado antes de que comience el servicio que tiene poquita gente, o si has llegado tarde y la iglesia está repleta, te darás cuenta que la capacidad del edificio influirá en tu adoración.      

¿Te dio la bienvenida alguien personalmente?  No cuenta que te salude la persona que está a cargo de saludar, y tampoco cuenta el tiempo de darse la paz.

¿Cómo describirías la atmósfera antes del comienzo?  ¿La gente conversaba solamente con sus amigos o te incluyeron a ti también? ¿Estaban todos contentos de estar ahí, o tenían tanta reverencia que parecía un funeral?

¿Te distrajo alguna cosa? Algunas Iglesias están al lado de las líneas del ferrocarril, algunos grupos se reúnen en bowling alleys (Boliche).  Un grupo se reunía en un gimnasio de kárate y el olor a sudor era insoportable.

¿Cuál parte del servicio era como estar en el cielo?  ¿Cuál parte era como estar en el infierno? ¿Acaso la adoración no es un preludio de lo que será la eternidad?

¿Qué sucedió cuando te quedaste un rato al final pareciendo que estabas perdido?

¿Cómo describirías el café después del culto?  La mayoría de las iglesias en EEUU se toman el café antes del culto.  El punto es si en ese momento la gente incluye a los invitados o solamente se juntan con sus amigos.

¿Te hizo sentir el culto feliz de ser cristiano/a, o si no eres cristiano, tienes deseos de querer serlo?

¿Qué cosa recordarás dentro de una semana? Con frecuencia uno se acuerda solamente de lo malo que queda en la memoria.

 

            Nuestra meta con la gente que entra a la sala es que AMEN A DIOS. 

1 Corintios 14.23-25.

El apóstol habla de una reunión pública de la iglesia y deduce que las persona que viene por primera vez se puedes llevar una de las siguientes dos impresiones:

a)      Dirán que todos están locos.

b)      Exclamarán: “¡Realmente Dios está entre ustedes!”.

Nuestro objetivo es que la gente se de cuenta que Dios está entre nosotros y ellos mismos quieran ser parte de esta familia.  Juan 14.23 “Haremos nuestra vivienda en él”.

            Veamos algunos asuntos prácticos para hacer de nuestro culto de adoración lo mejor para la gloria de Dios.

            En primer lugar, la celebración del domingo no comienza a las 12.30, sino que comienza el sábado en la tarde.

            Nosotros, en occidente, contamos el día a partir de las 12 de la noche, pero los judíos cuentan el día desde que el sol se pone o cuando aparecen tres estrellas en el cielo.  Esto tiene un gran significado ya que ellos comienzan el día con las sombras, con el descanso, con el retiro tranquilo, con el sueño de la noche y lo continúan amaneciendo y con luz.

            Eso quiere decir que nosotros debemos comenzar el domingo realmente el sábado en la noche, con calma, con descanso.  Desde entonces debemos prepararnos para el día del Señor.  La palabra Domingo viene del latin Domínucus, que significa “del Señor”.  En griego se dice Kiriake, de ahí viene la palabra Kirche, luego Churche y finalmente Church: del Señor (la iglesia).

            Debes decidir las actividades del sábado en la noche para ver cómo te van a afectar el domingo por la mañana.  Cine, fiestas, paseos, trabajos en la casa, etc.  Los judíos celebran lo que llaman el día de reposo y realmente no hacen trabajos ese día y adoran a Dios en comunidad.

            Nosotros los cristianos no celebramos el sábado, sino el domingo, porque en domingo resucitó el Señor, en domingo ascendió a los cielos y en domingo descendió el Espíritu Santo sobre la iglesia. Debemos guardar el domingo como un día especial y debemos comenzarlo, en nuestro espíritu, en nuestra mente, el día sábado.

            Salmo 122.1 y 8.  Si bien es cierto Dios ya no habita en un templo, él se hace presente de una manera especial en el culto del domingo y se sienta con nosotros en su mesa, la mesa del Señor.

            El domingo de celebración lo dividiremos en tres secciones: El antes, el durante y el después:

 

ANTES: para los que ya amamos a Dios.

·         Hacer un fuerte compromiso de asistencia.

·         Llegar mínimo media hora antes para preparar todo.

·         Crear un ambiento cómodo físico.

·         Preparar un ambiente cómodo en las relaciones.

·         Vestirnos informalmente.

·         Tener listos los salones para los niños y los bebés.

·         Velar por la limpieza, especialmente de los baños.

·         Estacionarse lejos para dejar lugar a los nuevos.

·         Todos los letreros en buenas condiciones.

·         Saludar a todos los que no conocemos.

·         Buen servicio de café.

 

DURANTE: para todos los que queremos crecer en el amor a Dios.

·         La enseñanza

o   Estar atentos.

o   Biblia en mano.

o   Tomando notas.

o   Ayudar al invitado con la Biblia y el boletín.

·         Alabanza

o   Sinceridad.

o   Expresión.

o   Devoción.

·         La comunión, Hechos 20.7,  1 Corintios 11.20.

o   Con profundo respeto.

o   Tener intimidad con Dios.

·         La ofrenda, 1 Corintios 16.2.

o   Tenerla preparada desde la casa en un sobre, o apenas llegamos.

 

DESPÚES: para ayudar a otros a amar a Dios.

·         Regla de los 5 minutos: Durante los primeros cinco minutos después del servicio no podemos conversar con nadie que ya conozcamos.

o   Afectuosos.

o   Tratar de salir a comer juntos el domingo (no necesariamente a un restaurante).

o   Planes e invitaciones a grupos pequeños en la semana.

o   Ayudar a guardar y a cerrar el edificio.

Conclusión: Todo esto lo hacemos para que nuestro amor a Dios crezca.  No nos olvidemos que nuestro culto de domingo debe ser una anticipación de la gloria eterna.

Apocalipsis 21.3-4; 22.3-5.

 

-Esas cosas, hermano – comenzó Jesús, tendiéndose en el muelle y cerrando los ojos contra el calor y el brillo del día-, son una imagen de mí y de la mujer de la que estoy enamorado.

            Mack lo miró para saber si bromeaba, pero obviamente no era así.

-Es una imagen de mi esposa, la iglesia: individuos que forma una ciudad espiritual con un río de vida que corre por el centro, y en cuyas márgenes crecen árboles con frutos que sanarán la pena y pesar de las naciones…

-Hablas de la iglesia como de la mujer que estás enamorado; pero yo puedo asegurarte que no la conozco. –Desvió ligeramente la mirada-. Ella no es el lugar al que voy los domingos – Mack lo dijo más para sí que para Jesús, inseguro de si no era riesgoso decirlo en voz alta.

-Mack, eso se debe a que sólo ves la institución, un sistema hecho por el hombre.  Eso no es lo que yo vine a construir.  Lo que yo veo son personas y sus vidas, una comunidad viviente y palpitante de todos aquellos que me aman, no edificios y programas… Todo se reduce a las relaciones, y a compartir simplemente la vida.  Justo lo que estamos haciendo ahora (sólo hacer esto), y estar abiertos y a la disposición de quienes nos rodean.  Mi iglesia se reduce a personas, y la vida se reduce a relaciones.  Tú no puedes construirla.  Es asunto mío, y en realidad soy muy bueno para eso – dijo Jesús riendo.

¡Estas palabras fueron para Mack como una bocanada de aire fresco! Algo simple.  No un montón de deberes agotadores y una larga lista de exigencias, ni asistir a reuniones interminables viendo por atrás la cabeza de la gente, personas a las que en realidad ni siquiera conocía.  Sólo compartir la vida.

(De la novela La Cabaña, de William Paul Young. Páginas 178-179).

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