(Estos sermones están inspirados en la serie de Andy Stanley: Five Things God Uses to Make Your Faith Grow http://fivethingsgoduses.com/)
Si eres como la mayoría, no puedes hablar de la historia de tu vida sin hacer referencia a la gente que jugó un rol significativo en tu camino. Lo mismo pasa con la historia de tu fe.
¿Cuál es el nombre de la persona que Dios usó para (ojalá no sea el nombre de un familiar) hacer crecer tu fe? ¿Cuál es la persona que te ha animado a crecer en tu fe?
Mi caso: Jorge Carrasco de Juventud Para Cristo. Dios fue el que puso mi vida en intersección con esta persona para transformar mi vida. Cuando yo tenía 17 años me gané una beca para asistir a un campamento de jóvenes, no conocía a nadie, sin embargo él me dio la bienvenida, me presentó al grupo y me cuidó toda la semana para que me sintiera cómodo. Yo le admiré inmediatamente y aprendí mucho de él cómo hacer ministerio con los jóvenes.
Esta serie es acerca de las cosas que Dios usa para que nuestra fe crezca. La semana pasada hablamos de la enseñanza bíblica práctica. Hoy estamos hablando de las amistades providenciales. Seguiremos hablando de las disciplinas privadas, ministerio personal, circunstancias cruciales. Dios usa estas cosas para hacernos crecer en la fe.
Esta es la historia que la gente cuenta: “Y justo conocí a esta persona… mi vecino, me invitó a la iglesia… era un compañero de trabajo y se notaba que era cristiano… “. A veces es un contacto, una conversación, otras veces es sólo mirar cómo viven otras personas.
No podemos contar nuestra historia de fe sin que nos recordemos de esas personas.
Hay un lado negativo también, ¿Puedes nombrar a una persona que llegó a tu vida e hizo que tu fe decayera, o algún incidente y la gente que se involucró te hizo decaer y abandonaste tu fe? Quizás conociste a alguien en la universidad, en el college y uno dice ojalá no hubiera conocido a esa persona, ojalá no haya respondido a ese text message.
Llegaste a esa ciudad con una fe fuerte, pero al conocer a ciertas personas tu fe se debilitó. Tu interés en las cosas espirituales decayó a causa de esas personas.
La verdad es que la relación con la gente influencia e impacta nuestra fe con Dios. Si eso es verdad, entonces es importante analizar a la gente que se involucra en nuestras vidas. “Dime con quien andas y te diré quien eres” o yo podría decir también “dime quién eres y te diré con quien andas”.
Si estás batallando con tu fe y quieres tener una fe grande, tienes que entender que no vas a poder avanzar en tu fe hasta que no consideres con cuál tipo de gente te estás relacionando.
Yo, gracias a Dios, he adquirido una habilidad de conocer a la gente, que hasta me doy cuenta cuando la gente me está diciendo algo y yo sé que no viene de él/ella, sino de alguien más que le ha influenciado.
Dios usa a la gente para construir nuestra fe y usa la historia de otros para ayudarnos a crecer.
¿Qué hace uno con esto? Si tú eres padre te darás cuenta cómo tus hijos se van formando por las relaciones que tienen. Algunos de ustedes se cambiaron de ciudad, de país o sacaron a sus hijos de una escuela para llevárselos a otro ambiente, porque se dieron cuenta de la mala influencia de algunos sobre sus hijos.
Cada día estás forzado a relacionarte con gente que no tiene fe. Si eres una persona de fe, un creyente, entonces será más fácil que tú influyas a otros. Generalmente estamos siendo tentados a hacer lo incorrecto en esta sociedad. Si yo dejo que la sociedad me absorba voy a ser tibio, cínico. En algún momento debemos entender que estamos dejando pasar las oportunidades que Dios nos da para ayudar a otros.
Dios usa las relaciones. Debemos recordar esto y quizás estemos más abiertos para relacionarnos con otros.
Proverbios 13.20 El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.
Salomón combina las ideas: tus amistades le dan forma a tu futuro. Hay una promesa y una advertencia. Si te juntas con un sabio, al final del día serás más sabio. A veces yo le he dicho a la Nona, hoy estuve con fulano de tal y me siento tan bien, me siento renovado, la conversación me animó, la mente se me despejó. Me da gusto hablar con alguien así, aprender de él.
Cada relación que tengo va a lograr una de dos cosas: a) crecer en mi fe, b) decaer en mi fe.
Los muchachos que entran a high school verán que realmente sus compañeros no son malos, no es que estén en contra de la fe y de la iglesia. El problema es que ellos tienen una actitud de “no importa”, “whatever”, tú puedes hacer lo que quieras. No están ni a favor ni en contra de tu fe, es “whatever”. Eso es lo más peligroso para tu fe. Tú dices, “¿por qué me estreso tanto en vivir mi fe, en portarme bien, en ser fiel, y mis amigos viven como si nada importara y no están preocupados de nada?”. Esas son las relaciones más peligrosas para nuestra fe.
1 Corintios 15.33 No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.
Como padres nos preocupamos de que nuestros hijos tengan buenas compañías, pero no nos preocupamos de nosotros mismos, no entendemos que las malas compañías destruyen los matrimonios, los negocios, las iglesias… Hay una relación entre tus relaciones personales y tu fe en Dios, no puedes divorciar estas dos cosas. Porque no importa cuánto ores, cuánto vengas a la iglesia, pero si te relaciones con gente negativa, ellos influirán en tu fe.
Ejemplo: estás enferma, viene un amigo de fuera de la iglesia o alguien de la iglesia a visitarte y te pregunta: ¿nadie ha venido a verte de la iglesia? Tú dices que no, que ella es la primera persona que viene. “¿pero nadie ha venido? ¿El pastor ni siquiera te ha venido a ver?”, replica ella. Debes de inmediato darte cuenta que esa persona es negativa, divisora, mala leche, quiere indisponer a los demás contigo.
Otro ejemplo: has batallado con algún pecado en tu vida, alcohol, drogas, inmoralidad sexual, sin embargo entras a la iglesia con la esperanza que aquí vas a encontrar sanidad y liberación. De repente tus amigos pasados o puede ser también hermanos de la iglesia te invitan a una fiesta, a un evento, a un viaje y allí te ofrecen alcohol, o drogas o eres tentado/a sexualmente.
Aquí señalo dos pasajes bíblicos para entender con qué personas no debemos relacionarnos: 1 Timoteo 5.15. 2 Timoteo 3.1-5 ¡Con esa gente ni te metas!
La iglesia debería ser un lugar de sanidad y santidad. Sin embargo, también es un lugar de seres humanos imperfectos. Aún en la iglesia tienes que rechazar algunas amistades negativas y “reportarlas” para la sanidad del cuerpo de Cristo.
Algunos dicen que pueden tener una confianza grande en Dios y aún así juntarse con la gente que quieran y no les va a afectar. En realidad, la experiencia dice lo contrario. En Ágape enfatizamos mucho que te integres a un grupo para que tengas relaciones providenciales. Cuando la gente toma un riesgo, da un paso adelante y practica esto de las amistades, no desprecia la oportunidad de unirse a un grupo, conversar con alguien. Cuando la gente cuenta su historia siempre agradecerán a sus amigos que lo invitaron.
No hay manera de encontrar un buen marido en el bar. No hay manera de encontrar una buena esposa en un club. Ahí se encontrará gente para pasarlo bien nada más. Yo no me puedo imaginar a un hombre que su pasión es jugar billar todos los fines de semana con una cerveza en una mano y un cigarro en la otra, siendo un buen padre y esposo. No me puedo imaginar a una muchacha muy maquillada, con escote mostrando la mitad de su pecho y pantalones súper apretados siendo una buena madre y fiel esposa, una mujer así es para pasarlo bien, no para formar un hogar. Es mi opinión.
Muchas de las parejas que he aconsejado y tienen graves problemas les he preguntado, ¿en dónde conociste a tu esposo? Y la mayoría que tiene problemas me dicen que en el club, en el bar, en el antro, en la fiesta.
Yo creo que las mejores amistades, los mejores esposos y esposas, los mejores novios y novias se consiguen en la iglesia. Las mejores amistades están aquí.
Tenemos que buscar las amistades ordenadas por Dios, providenciales, edificantes. Por eso es que insistimos tanto que traigan a sus hijos a la iglesia, porque ellos están buscando amistades, insistimos que los manden a su grupo levadura, que ustedes mismos se involucren en grupos pequeños. A veces dicen, es que mis hijos se aburren cuando voy a una actividad. No se preocupe, esas es una enfermedad que se les cura luego, en cuánto conocen a alguien de su edad no tienen más que relacionarse. Si no los animan a asistir, si no les dan dinero para las actividades de la iglesia, van a encontrar otro tipo de amistades que no serán positivas.
Cuando pasen los años reconocerán que esos buenos amigos fueron relaciones fueron determinadas por Dios.
Si para el grado 11 de la escuela no logramos incorporarlos en algo en la iglesia, va a ser muy difícil hacerlo en el futuro.
El otro lado: no sólo tenemos que estar abiertos a relacionarnos con otros, sino que tenemos que ser nosotros mismos personas que influencien en la vida de otros. Tu corazón se rompe cuando oyes una historia, una conversación en el trabajo, quizás sea esa una relación providencial que necesitas iniciar. ¿Quién es la persona por la cual has estado orando, pero nunca le hablas? Tienes que hacer algo para acercarte. Comenzando con lo líderes de la iglesia. Ser líder o servidor en la iglesia no significa nada más estar en una posición de honor. No, significa que tienes que fomentar relaciones providenciales, preocuparte de la gente, llamar por teléfono, visitar a los enfermos y a los necesitados.
La relación con la gente impacta la fe en Dios.
“Estoy tan contento que me invitaste a un café, que entraste a mi oficina, que me escribiste una tarjeta, que me invitaste a tu casa”. Tus amigos decidirán la dirección de tu vida espiritual y tú también decidirás la dirección de muchos al tener amistades providenciales.
Algunos tienen que ser más intencionales. Volver a un grupo, comenzar algo, tienen que involucrarse.
Algunos tienen que cruzar la línea para estar disponibles. Orar diciéndole a Dios que están disponibles.
Todos estamos tan agradecidos con los que nos influenciaron con una carta, con una llamada, mostrando interés. Dios quiere usarte a ti para ayudar a crecer la fe de alguien más.
Escribe el nombre de tres personas con las cuales te esforzarás durante un mes para profundizar la amistad y ayudarles a conocer a Cristo.
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