Thursday, October 31, 2024

Los hispanos son hoy el centro de atención.

Kamala Harris y Donald Trump, en su afán de ganar la elección en el estado de Pensilvania, han invertido millones de dólares en propaganda en español para atraer el voto latino. La campaña demócrata acaba de publicar una pegajosa cumbia que invita a no votar por “el Trompas”.

Lamento defraudar a quien quiera escuchar de mí una opinión política porque, en mis convicciones cristianas, he optado por abstenerme de mi derecho a voto como ciudadano norteamericano. Mi actitud no es de oposición a los poderes del estado, al contrario, respeto a las autoridades, sean quienes sean, y oro por ellos como lo recomienda el Libro Santo. Mi abstención de participar en el sistema político se basa en mi inconmovible convicción de un reino superior que requiere toda mi atención y esfuerzo: el reino de los cielos.

Más que nada quería, en estas líneas, reflexionar sobre los hispanos en los EEUU. En la edición de El Mercurio del 31 de octubre se publicó un artículo titulado “El español supera la barrera de los 600 millones de hablantes”.

Anoche estuve participando de un estudio bíblico en la iglesia de Downey, California. El culto en inglés en la antigua iglesia de Downey que Nona y yo comenzamos hace 25 años. En este cuarto de siglo la demografía de la ciudad ha cambiado hacia un crecimiento de los hispanos en desmedro de la población anglo sajona. La asistencia al culto en español ha ido creciendo año tras año. El culto en inglés se ha mantenido estable, sin embargo se nota una alta asistencia de hispanos que usan el inglés como su primer idioma.

Al visitar la iglesia que nos acogió hace tantos años me recordé de los esfuerzos que hicimos para comenzar la “Iglesia Cristiana de Downey”. Recuerdo la búsqueda de información sobre la gente y la cultura hispana en este lado del condado de Los Angeles. Las estadísticas de aquel entonces hablaban de un rápido crecimiento de la población hispana. Eran 40 millones de hispanos a fines de los años 90 en los EEUU. El artículo del Mercurio nos informa que hoy EEUU es el segundo país con más hablantes del español: 57 millones. En primer lugar está México con 132 millones.

Otros datos interesantes que aporta el artículo es que la música en inglés que provee Spotify decreció en 3,8%, y esa fue la misma cantidad que creció en español. Hay un dato triste eso sí. Siendo el español la segunda lengua más hablada del mundo, solo el 7 por ciento de la producción editorial en el mundo es en español. Se producen pocos libros en castellano. En cuanto a que si somos buenos o malos lectores, aunque hablamos la segunda lengua mundial estamos en el sexto lugar en consumo literario. Y sobre los autores más traducidos a escala mundial solo aparece un escritor hispanohablante: Gabriel García Márquez, en el puesto 49.

Los números, las estadísticas, como lo saben muy bien los políticos y también las organizaciones misioneras, son muy importantes para decidir los rumbos de acción. Nona y yo estamos muy agradecidos con la visión que tuvo CMF (Christian Missionary Fellowship) al invitarnos hace 26 años a mudarnos a “la costa izquierda de los EEUU” con el fin de comenzar iglesias hispanas. Pudimos comenzar dos iglesias en California, antes de viajar a Chile para ayudar en la fundación de una tercera iglesia.

Nos anima darnos cuenta de que la población hispana en EEUU sigue creciendo (legal e ilegalmente) y que hay iglesias preparadas para recibirlos, no solo en el país, sino también en el reino de Dios. Una de las cosas importantes que aprendimos en aquellos primeros años fue que la población hispana más receptiva al evangelio eran aquellos recién llegados en menos de una año con fuerte necesidad de ser acogidos y guiados en la cultura norteamericana. Cuando la iglesia está lista para ayudar a los inmigrantes haciendo trámites, enseñando a comprar y a manejarse en el sistema económico, ayudarles en temas habitacionales y de movilización, educación, salud, etc. Además cuando la iglesia suple la necesidad de amistad, fiestas y comidas, especialmente en ese primer año de estadía en el país, habrá ganado el corazón y el alma de los recién llegados. (De los asuntos legales sobre residencia y ciudadanía se encargarán los políticos, Kamala o Donald, o los que vengan en el futuro. Esa no es tarea de la iglesia).

Descubrimos que cuando el hispano ya se acomoda en los EEUU sin la ayuda de amigos cristianos, será muy difícil que busquen una iglesia para hacerse miembros pues “se agringaron”, como decimos coloquialmente. No es una regla general, ya que hemos sido testigos de muchos casos que, después de haberse establecido en el país, Dios les atrae a la iglesia por diversas circunstancias.

En fin, la trifulca política que vive Estados Unidos estos días, más el artículo del Mercurio me hicieron reflexionar sobre nuestro amado pueblo hispano-latino en este país. Y mi última reflexión tiene que ver con la imperiosa necesidad de alcanzarlos con el evangelio en esta segunda gran nación de habla hispana, los EEUU. Es difícil entrar al país y conseguir residir legalmente. Y en cuanto a la necesidad de pastores para esta gran población hispana, hay muchos pastores que han tramitado su visa religiosa, “con todas las de la ley” y se les ha hecho difícil conseguir el estatus y han tenido que volver a sus países de origen. 

Aunque los campos son muchos y los obreros son pocos, sigamos orando para que el Señor envíe obreros a su campo.



Monday, July 15, 2024

La oreja de Trump.

  El triste espectáculo de la violencia política nos ha dejado asombrados. Hemos visto reiteradas veces el video de la bala que roza la parte superior de la oreja del ex presidente Trump.

Dos ideas ideas se me vinieron inmediatamente a la mente cuando supe la noticia. El primer pensamiento no fue nada profundo, sino que se me vino a la memoria un comentario que la abuela de mi esposa había dicho, referente a los hombres que molestaban a mi suegra en los años 40 en un pueblito de México. Mi suegra sacaba una pistola y disparaba un par de tiros al aire con lo cual espantaba a los ociosos. La abuela Luisa, riéndose, nos decía “y la bala les pasaba calientita por la oreja” causando la risa de todos.

El segundo pensamiento surgió de un tema más serio y profundo inspirado en el evangelio: Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella al siervo del sumo sacerdote, que se llamaba Malco, y le cortó la oreja derecha. Pero Jesús le dijo a Pedro: «Regresa la espada a su vaina. ¿Acaso no he de beber la copa que el Padre me ha dado?» Juan 18.10-11.

Caín fue el que primero fundó una ciudad basada en la violencia. Toda sociedad humana, desde el inicio, se sostiene sobre los ganadores, los que tienen el poder y lo ejercen sobre el resto. Hoy en día ese poder se sintetiza, últimamente, en las armas de fuego.

Desde que Jesucristo vino a proclamar el reino de Dios entre nosotros, el paradigma cambia. Basta con leer el Sermón del Monte para darnos cuenta de que el cristiano no puede tener ninguna relación con la violencia ni la venganza. La vida del Señor Jesucristo en esta tierra es una clara ilustración del Sermón del Monte. Jesús nunca hizo uso de las armas, nunca maltrató. Solamente fue rudo, sarcástico y directo con aquellos que debían ser misericordiosos y no lo eran, especialmente los fariseos.

El ejemplo máximo de ese concepto de amor y misericordia es su muerte en la cruz. Jesús prefiere morir antes que matar. De esa manera vence al pecado y a la muerte.

Cuando los cristianos o la iglesia en general echa mano de la violencia, del ataque verbal, de los púlpitos incendiarios, de las redes sociales con el fin de “avanzar el reino con violencia”, lo único que está haciendo es lo que hizo Pedro con su espada: cortar orejas. 

El triste acontecimiento de la oreja cortada, curiosamente, es relatado en los cuatro evangelios. Eso indica su relevancia. ¿Fue casualidad que Pedro haya elegido una oreja en vez de haber cortado una mano, un brazo, la nariz o un ojo?

Los padres de la iglesia nos enseñaron a interpretar la Biblia alegóricamente. Aquí va mi interpretación: cuando el cristiano usa la violencia y corta orejas, lo único que logra es que los demás dejen de oír el mensaje del evangelio.

Hay mensajes que son difíciles de entender o de escuchar. El Señor le dijo a Samuel (a propósito, el nombre “Samuel” viene de dos palabras hebreas: Shema, escuchar, y El, Dios. Ana, su mamá, fue escuchada por Dios. Ella nombra a su hijo Samuel y este tenía oídos, “paraba la oreja”, para escuchar a Dios). Cuando Samuel le dijo a Dios: Habla, que tu siervo escucha, Dios le dijo: Escucha bien. Voy a hacer en Israel algo que, a quien lo oiga, le zumbarán los oídos. 1 Samuel 3.11.

Dios nos quiere hablar, él desea que nuestros oídos sean receptivos hasta el punto de que su mensaje nos produzca sensaciones físicas como el zumbido, el asombro. Dios envió a su Hijo Jesucristo quien es la Palabra, el Verbo, el Logos de Dios. Lo que Dios nos quiere decir lo ha hecho definitivamente a través de Jesucristo. El es la Palabra de Dios, y todo lo que él dice es verdad total. «Éste es mi Hijo amado. ¡Escúchenlo!» (Lucas 9.35).

Debemos esforzarnos para que todo mundo pueda tener la capacidad de escuchar el mensaje del evangelio traído por Jesucristo, porque “la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios” (Romanos 10.17).

Destapamos oídos cuando practicamos el Sermón del Monte. Abrimos los conductos auriculares y sanamos los nervios auditivos del mundo cuando vivimos como verdaderos seguidores del Príncipe de paz. Por el contrario, tapamos oídos, impedimos que el evangelio se escuche claramente cuando nuestros hechos son tan torcidos que hablan más fuertes que nuestras palabras. Cuando en vez de amar odiamos, en vez de ser agentes de la paz somos promotores de la violencia, cuando en vez de poner la otra mejilla sacamos la espada y cortamos orejas, impedimos que la gente escuche la voz del Maestro.

Cuando veía con asombro a Donald Trump llevar su mano a su oreja derecha y luego agacharse detrás del atril y ser protegido inmediatamente por el Servicio Secreto, me imaginaba un final alternativo a esta triste historia. Me imaginaba a Donald Trump pasar por una experiencia transformadora de vida. Cualquier ser humano que se da cuenta que estuvo a un par de centímetros de que su cráneo explotara, sin duda que ha de reflexionar profundamente en el propósito y sentido de su vida. Momentos como esos, de vida o muerte, son determinantes. 

Espero que el calor de la bala asesina le haya transformado a él y nos haya impactado a todos los que vimos la escena. Que ese calor derrita la cera que nos impide escuchar el mensaje de Jesucristo. Que podamos reaccionar dejando de lado la violencia verbal y física, y abramos camino al reino de Dios entre nosotros.


Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que donde haya odio, yo ponga el amor. 

Que donde haya ofensa, yo ponga el perdón. 

Que donde haya discordia, yo ponga la unión. 

Que donde haya error, yo ponga la verdad. 

Que donde haya duda, yo ponga la Fe. 

Que donde haya desesperación, yo ponga la esperanza. 

Que donde haya tinieblas, yo ponga la luz. 

Que donde haya tristeza, yo ponga la alegría. 

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, 

como consolar, 

ser comprendido, como comprender, 

ser amado, como amar. 

Porque es dándose como se recibe, 

es olvidándose de sí mismo 

como uno se encuentra a sí mismo, 

es perdonando, como se es perdonado, 

es muriendo como se resucita a la vida eterna. Amén.