Saturday, May 03, 2014

En tu presencia, el cielo y la tierra uno son.

En un mismo día recibí estas tres noticias: la mamá de la esposa de un pastor del área falleció a los 86 años. La mamá de una amiga en Chile falleció a los 88 años. Y la tercera noticia, quizás la más conmovedora, fue que un joven pastor amigo de 36 años, está perdiendo la batalla contra el cáncer y fue enviado a su casa para morir en paz.
La semana pasada mi esposa y yo fuimos al cine a ver “El cielo es real” que cuenta el caso de un pequeño hijo de pastor de cuatro años que fue operado de emergencia por causa de una peritonitis. El niño, en forma normal y poco a poco, le va contando a su familia cosas que vio en el cielo.
Para rematar esta serie de eventos asistí a unas conferencias de uno de mis teólogos favoritos, N. T. Wright, quien finalizó sus charlas hablando del cielo y de la tierra. Muy entusiasmado le mandé un texto a mi esposa diciendo “tan bendecido por esta última charla sobre el cielo y la tierra”, y ella me contestó “¿te hizo querer quedarte aquí en la tierra o irte al cielo?”. Jajá, solamente una esposa te podría contestar algo así. Quise responder algo, pero realmente el tema era tan largo que preferí esperar para llegar a casa y decirle que el punto precisamente era ese: no es que el cielo esté allá y la tierra esté aquí, sino que en Cristo el cielo y la tierra se juntan. 
           “Lo sospeché desde un principio”, decía yo mientras escuchaba a W. T. Wright. Obviamente un teólogo de su estatura lo puede decir en libros de 600 páginas. Yo, lo que voy a hacer, es escarbar entre mis notas, mis sermones y mis libros. También buscaré en el internet, escucharé a muchos y constantemente reflexionaré en la muerte que me impactó desde que tenía cinco años de edad y vi el cuerpo delgadísimo de mi abuelo inerte en un ataúd, con traje negro a rayas, corbata al tono, un mechón blanco en su cabellera y un Nuevo Testamento entre sus manos. ¿Dónde estará él y todos los fieles que han muerto? ¿Dónde estará, en un par de días o semanas mi amigo pastor joven de 36 años? La respuesta rápida y fácil es decir lo que dijo San Pablo: “deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor” (Fil. 1.23), seguramente es a ese lugar que llamamos “cielo”. O quizás Paraíso como le dijo Jesús al ladrón arrepentido: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23.43). Ese cielo, ese paraíso y esas almas degolladas al pie del altar en Apocalipsis son los pocos datos que tenemos de la vida después de esta vida para un creyente.
          Por mientras, es decir, ahora que la gente se muere y se va a un lugar intermedio, no tenemos mucha seguridad bíblica de dónde están, pero sí hay algo segurísimo en las Sagradas Escrituras y es que lo que Dios comenzó en el Edén y quiso renovar en el Templo, ahora lo está logrando en Jesús el Mesías resucitado (que está en el cielo) y en el Espíritu Santo (aquí en la tierra). Seremos verdaderos y completos cuando suene la final trompeta, cuando seamos transformados recibiendo un cuerpo incorruptible, cuando resucitemos y el cielo y la tierra se junten como desde Génesis 1 lo había dispuesto el Señor. Pero no nos iremos al cielo, sino que viviremos en el “cielo-tierra”.
Veremos qué pasa. En una de esas el resultado de este aceleramiento cerebral será un librito. Oren por mí.

En tu presencia
John Egan

Tiembla el cielo al ver tu grandeza
Reinos y reyes se asombran de ti
En tu presencia nos consumes
En tu presencia el cielo y la tierra uno son
En tu presencia renuevas todo
En tu presencia todo se postra ante ti
Espléndido, hermoso, glorioso, majestad sin igual.