Tuesday, July 03, 2012

El otro lado de la cerca


Por Fernando Soto-Dupuy
Publicado originalmente en inglés en la revista Christian Standard
del 17 de junio de 2012.
   
    ¿Fue correcto y legal cuando Abraham, Isaac y Jacob cruzaron la frontera de Canaán varias veces? Los cananeos dirían que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los hijos de Israel cruzaron la frontera de la Tierra Prometida? Los filisteos y amonitas dirían que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los asirios y los caldeos cruzaron la frontera de Israel? Si les preguntas a los israelitas te dirán que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los griegos cruzaron la frontera occidental del imperio persa?  De acuerdo a los persas la respuesta es no.
    ¿Fue correcto legal cuando los romanos cruzaron la frontera y entraron en el imperio heleno? Podemos suponer que los griegos responderían que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los bárbaros cruzaron la frontera norte del imperio romano? No hay duda, los romanos dirían que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los moros cruzaron la frontera de la península ibérica? Si les preguntamos a los españoles escucharíamos un rotundo “no”.
    ¿Fue correcto y legal cuando los conquistadores españoles cruzaron la frontera del Nuevo Mundo? Los indios del Nuevo Mundo dicen que no.
    ¿Fue correcto y legal cuando los (norte) americanos cruzaron la frontera de Texas, Nuevo México, Arizona y California? Los mexicanos dicen que no.
    ¿Es correcto y legal cuando los americanos Hispano-Latinos cruzan la frontera de EEUU sin visa? Si le preguntas a los (norte) americanos te dirán que no.
    Y así sucesivamente...

¿Cuál es su perspectiva?
    La respuesta a preguntas como esas dependerá de en cual lado de la cerca está usted.  Yo estoy respondiendo a este problema migratorio desde la perspectiva de un ciudadano de los Estados Unidos naturalizado y nacido en América del Sur.  Mi esposa, México-americana, se crió en la frontera de Texas.  Su casa estaba muy cerca del Río Grande (desde el lado mexicano se llama Río Bravo).  Su familia a veces ha tenido que alimentar a los inmigrantes indocumentados que cruzan el río cerca de su casa.
    ¿Realmente estas personas cruzaron la frontera o es que la frontera los cruzó a ellos? Texas antiguamente era un estado de México, y debido a situaciones históricas -que no vamos a tratar aquí- la frontera fue “movida” más al sur.  En la mente de muchos mexicanos, ellos no han cruzado la frontera, sino que la frontera los cruzó a ellos.
    Lo mismo pasó en California en donde una frontera “americana” fue creada entre la Alta California (que se transformó en los estados de California, Nevada, Arizona, Utah, Colorado occidental y sudoeste de Wyoming) y la Baja California (que se mantuvo como parte de México).  A propósito, el español y el inglés fueron usados como los idiomas oficiales del estado de California hasta el año 1879.
    Las fronteras ¿Han sido establecidas por Dios.  Si es así, entonces los cristianos deberíamos apoyar legislaciones fronterizas, patrullas fronterizas y vigilantes de las fronteras.  Pero si no es el propósito de Dios crear lineas imaginarias entre países, supongo que los cristianos no deberíamos ser tan fanáticos para defender territorios particulares y fronteras.  Cada vez que veo el mapa del clima de los EEUU me da risa ver que parece que cualquier fenómeno climático se detiene en la frontera.  Ignoran totalmente el clima al otro lado.  Gracias a Dios por los mapas de Google que nos permiten ver el planeta como lo ve Dios.

¿Cuál es nuestra labor?
    Antes que mis hermanos (norte) americanos se enojen demasiado conmigo por mi falta de respeto a las fronteras, quiero asegurarles que no estoy a favor de las fronteras abiertas ni en favor de la anarquía.  Sólo quiero que la iglesia haga su trabajo y deje que el gobierno haga el suyo.  En este asunto estoy totalmente a favor de la separación de la iglesia y el estado.
    Nuestro trabajo como iglesia de Cristo no es pedir documentos a los inmigrantes que vienen a adorar con nosotros.  Tampoco es nuestro trabajo denunciarlos o condenarlos por su situación legal.  El gobierno más poderoso de la historia humana, que incluso ha podido encontrar a Osama bin Laden al otro lado del planeta, es lo suficientemente sofisticado para identificar a todo tipo de personas y lidiar con este asunto dentro de sus propias fronteras.  El gobierno no necesita la ayuda de la iglesia para perseguir a los inmigrantes indocumentados.  Estoy convencido que el gobierno de los EEUU puede hacer lo que se le de la gana en cuanto a este asunto. Si quiere, puede reformar las leyes migratorias de inmediato, o si quiere puede deportar a millones de indocumentados, le tomará un par de meses no más.
    ¿Por qué el gobierno no hace una cosa o la otra? No tengo idea, pero me imagino que a los políticos les gusta este status quo.  Ellos no tiene apuro, los hombres de negocios tampoco ya que se benefician de la mano de obra barata, recibiendo impuestos sin proveer beneficios, aunque todavía hay algunos que nos quieren convencer de que los indocumentados toman más beneficios de los que proveen a la nación. Si así fuera el caso, que de inmediato comience la deportación masiva para que veamos cómo florece nuestra economía (sarcasmo incluido).
    Por otro lado, los candidatos, durante un año de elección, acostumbran a hacer promesas.  Otra vez este año oiremos promesas de amnistía, nuevas leyes, reformas, etc.  Después de las elecciones tendremos que recordarnos de la verdad de Jeremías. “Así dice el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre!”.

¿Cuál es nuestra misión?
     La gran mayoría de las congregaciones hispanas en los EEUU tiene un alto porcentaje de indocumentados. (El término “indocumentado” es mejor que “ilegal”, los actos son ilegales, las personas son indocumentadas).  Cuarenta por ciento de la gente en la congregación que pastoreo en Anaheim son indocumentados.  Me atrevo a decir que en otras congregaciones latinas el porcentaje es mucho más alto.  Algunos de nuestros miembros indocumentados han estado en este país por 20 ó 25 años.  Sus hijos nacieron aquí y hablan un perfecto inglés.  Algunos son dueños de sus casas y han estado pagando sus impuestos sagradamente.  Tristemente viven en temor, especialmente cuando piensan en su jubilación, ya que no recibirán ningún apoyo financiero del gobierno. 
    Me he dado cuenta que los indocumentados tienden a vivir vidas correctas y respetuosas de las leyes.  Ellos saben el riesgo que corren de ser deportados si se meten en problemas.  Muchos manejan sin licencia de conducir, por lo tanto son súper cuidadosos para no llamar la atención de las autoridades.  Son buenos vecinos, excelentes trabajadores, no quieren perder sus trabajos ni ser expulsados de sus departamentos. 
    Como iglesia de Dios tenemos una misión que cumplir ante este grupo de nuestra población.  Varias fuentes estiman que la cantidad de indocumentados en EEUU se eleva a 12 millones.  ¿Les estamos dando la bienvenida en nuestras iglesias? ¿Se sienten ellos amenazados cuando se mezclan con los anglos? ¿Estamos proclamando un evangelio de integración o les estamos dando las malas noticias de la separación? ¿Miran ellos a nuestras iglesias como “ciudades de refugio” o más bien nos ven como agencias del gobierno?
    Hace unos años, en una conferencia de pastores, tuvimos la oportunidad de escuchar a un agente de inmigración que trabajaba en deportaciones.  Él nos aseguró que el gobierno no tiene la capacidad de deportar a todos los indocumentados.  Los agentes del gobierno no andan de casa en casa preguntando quién no tiene documentos migratorios.  Eso sí que ellos buscan, por orden de las cortes, a los que han cometido crímenes, especialmente de índole doméstica contra sus cónyuges e hijos y a ellos, con gusto, los deportan.  Pero no buscan como prioridad a otra clase de indocumentados como por ejemplo los que trabajan sin documentos o los que hayan sido denunciados por un mal vecino.
    ¿Puede un indocumentado llegar a ser anciano de la iglesia? ¿Puede esa persona tener un cargo o ser llamado al ministerio? Pues bien, Abraham, el arameo errante, llegó a ser el padre de los creyentes.  Su bisnieto José, un esclavo indocumentado, llegó a ser primer ministro en el país más poderoso de ese tiempo.  Un joven llegó a ser un famoso profeta de la Biblia cuando se encontraba en el exilio.  Y no nos olvidemos de Ester que llegó a ser una especie de Miss Latina USA en su tiempo.
    Finalmente, una familia indocumentada -un niño de brazos, su mamá y su padrastro- huyeron de la violencia de un régimen militar y entraron al amparo de un país vecino.  Ese niño creció y llegó a ser nuestro Señor y Salvador.  Estos inmigrantes perseguidos siempre tienen la manera de encontrar un lugar de refugio.  ¡Ay de nosotros si no les proveemos de ese lugar y no velamos por su éxito!
    Les animo a mirar este asunto con una mente compasiva.  Hay muchos mandatos en el Antiguo Testamento acerca de cómo tratar a los extranjeros que habitan en tu país.  Y en el Nuevo Testamento se nos desafía a ver a los extranjeros desde un punto de vista misional.  Los indocumentados entre nosotros representan una manera en que Dios está trayendo a los necesitados a nuestro lado, en vez de mandarnos a nosotros a sus lugares de origen.
    Y, por favor, si usted relee las preguntas al principio de este artículo, hágalo desde el punto de vista de una persona que está al otro lado de la cerca.

Fernando Soto-Dupuy es el pastor hispano de la Anaheim First Christian Church en California.  Enseña en el Instituto Crossmont, y enseña español en la Hope International University en Fullerton, California.  Junto a su esposa Nona ha estado casado por 28 años y tienen tres hijos y tres nietos.

Wednesday, May 23, 2012

El ser que quiero ser. Primer sermón.

Uf, qué difícil: El ser que no quiero ser. El ser que aparento ser. El yo que pienso que debería ser. El ser que otros quieren que sea. El ser que temo que Dios quiere que sea. El ser que se supone que debo ser. En este sermón encontrarás dirección de aquel que te creó para que fueras lo que Él pensó que tú fueras.
Haga click en el siguiente link para escuchar este sermón de 27 minutos...
http://f.cl.ly/items/3F1A1715193R2w211E2r/12-05-20%20Llenando%20la%20brecha.mp3

Wednesday, March 28, 2012

Joven y alocada - Vieja y sensata.


Desde que el mundo es mundo ha existido la coprolalia o cacolalia (la tendencia patológica a proferir obscenidades). Hay una ciencia que se llama latrinología, que aunque ustedes no lo crean, se dedica al estudio de los escritos en la pared de los baños.
Todos, tarde o temprano, hemos sido expuestos, algunos violentamente, a la pornografía y a la vulgaridad. En buen chileno, "a hablar de la cintura para abajo". Este tipo de vocabulario que describe en forma soez y grosera los genitales y su función reproductora, uno no lo aprende con su familia, sea esta familia "evangelión" o "catolikein". Esto se aprende en la calle y procuramos dejarlo en la calle también. Antes de los 6 años de edad yo había escuchado ciertas palabras groseras en boca de los borrachitos que entraban a la botillería de mis padres a comprar vino. Aún en su borrachera eran caballerosos para no decir garabatos en frente de las damas. Dentro de la casa jamás escuché malas palabras, bueno, con excepción de mi hermana que las aprendía en la calle y al quererlas practicar en la casa le daban una buena zumba. A partir de primero básico, en forma traumática comencé a oír en la escuela palabras que no entendía, pero que tampoco me atrevía a preguntarle a mis padres su significado. Mi léxico coprolálico aumentó una vez que aprendí a leer las palabras escritas en "las casitas" (el baño) de la escuela.
Han pasado muchos años de eso. Hoy, tristemente me doy cuenta que esa manera de hablar que tenían los alumnos en ausencia del profesor, o ese vocabulario que se leía en los baños públicos, o el léxico que manejan los "Académicos de la Lengua" (como se hacen llamar los cómicos más groseros de la farándula chilena) se ha introducido en el internet, en la tele y esta semana entra con gloria y majestad al cine con esta película premiada en el extranjero. Ahora la orden es enfocar. Enfocar la cámara, la mente y los deseos desde la cintura hacia abajo. La vagina, que debería ser territorio privado de la Joven y Alocada, se ha transformado en dominio público chileno y no precisamente con ese nombre. La película viene con dos ganchos más: la apología a vivir los impulsos biológicos homosexuales, y la ridiculización del cristianismo, en este caso envuelto en el paquete evangélico.
Conozco a la familia de la Joven y Alocada. Su abuela es una de las ancianas más agradables, educadas y abierta de mente que conozco. Es una fiel y equilibrada cristiana. Sus tíos han sido mis amigos y compañeros de ministerio. Nuestros hijos crecieron y se formaron en la iglesia. Sus padres fueron miembros de la iglesia cuando se estaba formando, luego emigraron a otra congregación. A sus hijas les tengo un tremendo cariño y aprecio, las veo como mis sobrinas (aunque es posible que ellas me vean como el tío pesado, mala onda y regañón). Ellas son lindas y muy educadas. Educadas en el sentido que tienen una inteligencia sobre el normal de la chusma. Poseen títulos universitarios, una de ellas a nivel doctoral y tienen un manejo del idioma que ya me lo quisiera yo. Aunque se han apartado de la fe, me gusta leer lo que escribe la mayor, pues desafía mi fe y me hace volver con frecuencia a las palabras de San Pedro: "Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes". Su vocabulario tiende a caer en la grosería, pero cuando se propone ser seria hemos tenido un intercambio de opiniones muy enriquecedor y respetuoso.
Ahora bien, si ellas no lo saben, somos muchos, demasiadas, las personas que les amamos de corazón y que hemos estado sufriendo ante este destape sexual y ante este ataque al cristianismo. He notado que el mundo evangélico ha reaccionado con un silencio confuso, especialmente los que les conocen personalmente. El tema es tan provocador, tan transgresor y vergonzoso para las iglesias y para la mayoría de las familias que se ha preferido no tocarlo.
Me imagino que la reacción de los cristianos de un estilo más fanático o "fundamentalistas", como les llaman ahora, será la protesta airada con carteles que anuncien la condenación al infierno de la Joven y Alocada junto a sus secuaces. Pero estoy seguro que la gran mayoría de los cristianos evangélicos pasará esta amarga copa con una gran tristeza y en silencio.
En el mundo de las artes se está dando una tendencia. Acercándose la fecha de Semana Santa el canal National Geographic casi siempre presenta un tema en contra del cristianismo, como el Evangelio de Judas, el supuesto osario de Jesús, etc. En viernes santo del año 2006 el fotógrafo Marcelo Gamonal pretendió presentar una gigantografía en un céntrico lugar en Santiago de Chile (yo no vivo en Chile y no sé si lo logró). La gigantografía se titulaba “El hijo de perro”. En esa fotografía aparecía, Jesús crucificado, su madre María y un perro. Jesús era personificado por Patricio Egaña, un homosexual de 60 años. Aparecía representando a un Cristo gay con sunga color lila, y una femenina corona de reina. La virgen María era representada por la modelo Ximena del Solar, vestida como monja lujuriosa, semi desnuda mostrando sus pechos. El Espíritu Santo estaba personificado por un perro embalsamado al que se le atribuía la paternidad de Jesucristo.
Ese era un ataque frontal a los dogmas del cristianismo. Seis años más tarde les toca "apechugar" a los evangélicos próximos a celebrar la resurrección de Jesús en Semana Santa. Esta vez el embate no viene de gente externa, ateos o sacrílegos. La crítica o la burla esta vez viene de una mujer formada en nuestras filas, en nuestra subcultura que se sabe la Biblia al revés y al derecho, como buena cristiana. Es verdad que ella se formó (o deformó) en una iglesia particular que algunos hoy catalogan de secta evangélica. Esa expresión particular de "canuteo grosso", como decía la hermana mayor en sus años de adolescencia, colisionó con la mente privilegiada y la pluma ágil e irreverente de la Joven y Alocada. Fue, como lo llaman los astrólogos, una alineación perfecta de planetas que ocasionó un gran terremoto. En esta alineación predomina Venus (con una sensualidad grosera) y Marte (con belicosidad burlona).
Me costó sentarme a escribir, pero con humildad les digo que esta es nada más la opinión de un pastor cristiano que anhela llevar, en todo tiempo y en todo lugar, las palabras amorosas y consoladoras de Jesucristo. La iglesia está entendiendo en estos días que su labor no es condenar. Jesús le dijo a la mujer pecadora "ni yo te condeno". También la Escritura nos dice "Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de Jesús". Es verdad que en el Antiguo Pacto se condenaba a muerte al varón que se "ayuntaba" con varón, al que tenía relaciones con un animal, e incluso al que maldecía a sus padres. Pero la Iglesia Cristiana no es parte del Antiguo Pacto, sino del Nuevo Pacto realizado por Dios a través del sacrificio perdonador de Cristo.
No condeno a la Joven y Alocada, sólo trato de entender su sufrimiento, su confusión, su rabia que pasó en sus años de evangélica. Ella tiene la edad de mis hijos. Aclaro, mis hijos no son perfectos, sin duda que, como todos los niños criados en familias creyentes, han tenido batallas con su sexualidad, con el alcohol, con las drogas, con la bulimia, con los complejos, con la violencia, con el suicidio y principalmente una tremenda bronca con la fe de sus padres. A veces me encuentro pensando que uno de mis tres hijos hubiera sido mi propio Joven y Alocado/a, pero me sacudo ese pensamiento doloroso y le doy gracias a Dios que así no fue. Aún así, no soy tan ingenuo para no pensar que mis angelitos también han de haber escrito estupideces en el Facebook o que han despotricado en un diario de vida en contra mío y de la iglesia.
También me gustaría que la Joven y Alocada y todos los que le avivan la cueca, o se sientan identificados/as con ella, pudieran pensar un momentito en este tema trascendental que es el cristianismo, la iglesia, la revelación de Dios a la humanidad. Por un lado mencioné las palabras de Jesús "ni yo te condeno". Esa frase la terminó con las siguientes palabras "vete y no peques más". El cristianismo sigue, hasta el día de hoy, lidiando con la condena y el pecado. Estamos aprendiendo a no condenar, pero también estamos obligados a señalar la falta, el pecado y ayudar a la gente a recibir el perdón de Dios y vivir una vida plena. No crean, muchachos, que los pastores estamos aquí para tirar piedras. No, Dios nos ha llamado para comprender su dolor, su rabia, su irrespeto. No crean que nos llevamos metidos en la iglesia leyendo la Biblia. Nuestros horarios son tan complicados. A veces respondiendo una llamada a las tres de la mañana de una madre que está peleando con su hija; o visitando a una niña que se quiere suicidar; o llorando en el funeral de un joven que ha muerto de Sida; o consolando a una familia cuyo hijo, en una noche de juerga, se quitó la vida. Nos movemos dentro del dolor humano. Andamos recogiendo los pedazos de vidas destrozadas y tratando de traer la paz y la bendición de Dios ante tanta calamidad.
Nosotros leemos nuestra Biblia y en ella buscamos dirección y respuesta a nuestras preguntas. Y créanme, he buscado mucho una dirección de Dios en estos meses desde que salió el artículo en el periódico anunciando la historia de una muchacha evangélica bisexual que escribe un blog que se transformará en película. Perdónenme si les ofendo, pero esto es lo que hallé en la Palabra de Dios. 2 carta de San Pablo a Timoteo capítulo 3: Ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad.
A simple vista he visto en estas semanas publicaciones, propaganda y controversias en torno a la Joven y Alocada en donde se nota mucha jactancia, arrogancia, desprestigio de lo bueno, insensibilidad, ímpetus y sobre todas las cosas, más amistad y preferencia por el placer que por Dios. Entiendo que la película exalta el placer sexual lésbico y la falta de respeto hacia los padres. Discúlpenme, pero esta carta de San Pablo ha sido mi lente de análisis social. Quizás Freud podrá explicar la fascinación que tiene la Joven y Alocada con el sexo y la cacolalia. Quizás Darwin podrá explicar cómo la evolución nos ha llevado a considerar los actos homosexuales como parte natural del proceso evolutivo. Quizás los sociólogos nos podrán explicar por qué la sociedad, no sólo la chilena, ha llegado a este punto de aceptar fotografías de vaginas en llamas por doquier como propaganda de un film. Quizás muchas ciencias y estudios podrán traer explicaciones racionales a este fenómeno. Los cristianos, sin embargo, buscamos consuelo, explicación y dirección en los principios de Dios establecidos en la Santa Biblia.
Mi corazón se duele enormemente por los padres de la Joven y Alocada. Los conozco, son personas agradables a quienes Dios les regaló tres hermosos hijos. A veces me sorprendo pensando en ellos y se me forma un nudo en la garganta. Ellos, a la vez que yo, tienen más de 50 años de edad, es decir, estamos más allá del límite de lo que los jóvenes llaman "viejo".
Estoy seguro que los padres de la Joven y Alocada están arrepentidos de muchas barbaridades que hicieron en su juventud. Así es la naturaleza humana, en la juventud somos alocados y en la vejez somos sensatos.
Como quisiera apurar el reloj del tiempo para avanzar 20 ó 30 años con la esperanza de ver a la Joven y Alocada como una Vieja y Sensata. Dios no tiene apuros, yo sí. La vida da muchas vueltas. El hijo pródigo volvió a los brazos de su padre. Jacob volvió a besar a su hermano Esaú. Oseas volvió a reconciliarse con su alocada esposa. Norma McCorvey, la causante de la revolución del aborto en EEUU, hoy es una activa defensora de la vida del que está por nacer.
Oramos al Señor para que en el año 2042 los periódicos de Chile anuncien que la Joven y Alocada se ha transformado en Vieja y Sensata.

Saturday, March 17, 2012

La Tierra del Sol Naciente


Entre mis curiosidades encontré este artículo que escribí en mi visita a Japón el año pasado. Ahora mi esposa Nona y mi hija Alondra están de visita en Okinawa esperando que mi hija Paloma dé a luz a mi tercer nieto Cai. Así es que es buena ocasión para publicar el escrito.

La Tierra del Sol Naciente.
Sábado 16 de abril de 2011.

Estoy sentado en un tranquilo café ubicado en un rincón de la terminal #1 del aeropuerto de Narita en Tokio. Me quedan más de cuatro horas de espera para tomar la conexión que me llevará a Los Ángeles dejando atrás la tierra del Sol Naciente, la cual visité durante 19 días.
La apacible música que se escucha en el Excelsior Caffé es bossa nova brasileño. Los amplios ventanales me muestran la gran cantidad de aviones que despegan y aterrizan en Tokio.
Anticipando la buena cena que comeré en el avión de Singapore Airlines, me he limitado aquí a servirme sólo una taza de té Darjeeling con leche acompañado de un alfajor argentino de chocolate que le robé a mi hija al salir de su casa, esta mañana, en la base de la Fuerza Aérea de los EEUU en la isla de Okinawa.
Mi esposa Nona se quedó nueve días más para disfrutar la rica hospitalidad que nuestra hija Paloma y su maravilloso esposo Cori nos han brindado. Y de una vez lo digo: este viaje, aunque largo, atractivo y diferente, marcó muy positivamente nuestra herencia de familia por dos razones. Primero, porque estando aquí en Japón nació nuestra segunda nieta Rio Emileen Soto a 7500 millas de distancia en Tennessee (12000 kms). Nona estuvo despierta toda la noche del viernes 8 de abril, llamando a cada hora a Rosie y a Karlo por medio del maravilloso invento tecnológico llamado “Facetime” (teléfono con imagen). La niña nació el 8 en EEUU, ya era el sábado 9 aquí en Japón. Fue maravilloso verla “calientita”, recién salida del horno, llorando a todo pulmón. “Niña, entras a esta vida llorando, mientras todos reímos a tu alrededor. Procura vivir de tal manera tu vida que mueras sonriendo, mientras todos lloren a tu alrededor”.
La segunda razón familiar de este viaje fue la de visitar por primera vez en su casa a nuestra hija, la señora Bemis y a su esposo Corigan. Si bien es cierto, no había en nosotros gran preocupación por su vida matrimonial, sí teníamos cierta curiosidad de ver “en terreno” su situación. Y todo por el hecho de que al susodicho (hoy mi querido yerno) no lo habíamos conocido mucho. A Cori lo vi una o dos veces cuando Paloma y él eran amigos. La tercera vez que lo vi fue en un almuerzo a solas en que me citó a un restaurante para pedir la mano de mi hija primogénita. No pasaron más de seis semanas cuando ya estaban casados y viviendo en Japón.
Paloma ha sido siempre muy comunicativa y constantemente nos ha estado demostrando lo feliz y bendecida que se siente al haberse casado con este hombre. Por fin vinimos a verles y, obviamente, no pude dejar de bromearles constantemente por el show que estaban actuando en frente nuestro. La verdad es que para los padres el ver a sus hijos felices caminando por la senda correcta es la bendición más grande a experimentar.
Cori y Paloma son fieles creyentes en el Señor. Asisten a una iglesia bautista y en cada comida “rezan” una oración que Cori trae de su trasfondo católico. Su departamento es hermoso, se ve la mano disciplinada de limpieza y orden. Cori es hacendoso, ambos se complementan. Dios les ha dado el don de hospitalidad, compasión y pastoreo. Vienen a su casa parejas de amigos que buscan su compañía y consejo, a causa de su carácter y buen ejemplo. También acogen a soldados solteros ya sea para comer, ver películas o jugar juegos de mesa, especialmente en los feriados nostálgicos.
Paloma trabaja como profesora asistente para niños limitados mentalmente en un liceo (secundaria). Ella no tiene necesidad de extra limitarse en sus funciones, sin embargo ayer decidió hacernos pasar la tarde con una de sus alumna, Neshia de 19 años, una niña con síndrome de Down de raza negra, quien vive sola con su padre desde que su madre la abandonó al nacer.
La tarde la pasamos viendo la película Matilda y luego nos fuimos a jugar bowling y a comer al Chili’s con esta simpática muchacha. Aquí vi otra faceta de Cori: su cariño y compasión por los desvalidos. Yo ya conocía eso en Paloma.
Ahora dejaré el tema de la familia a un lado, sin antes decirles que si lo que Cori y Paloma hicieron fue un show, entonces se merecen un Óscar.
Déjenme ahora hablarles de esta fascinante tierra nipona. Describiré a los japoneses con cinco adjetivos: amables, honestos, formales, disciplinados y limpios, pero, para que vean que quiero ser objetivo, también he buscado cinco defectos que veo en ellos: inexpresivos, supersticiosos, aislados, inflexibles y, algo que mencionó mi esposa, no tienen sentido de la moda.

Amables: hay momentos en que tanta amabilidad parece irrisoria. Los nipones no se abrazan ni se dan la mano, pero se inclinan haciendo reverencias. Después de dos o tres días aquí uno se contagia con la “inclinadera” y comienza a agarrar la onda inclinando la cabeza o la espalda en 45 grados. Las transacciones comerciales son muy amables. Ellos no reciben ni dan el dinero en la mano, sino que en una pequeña bandeja. Cuando hay trabajadores en las calles o veredas, siempre hay dos o tres obreros con guantes blancos indicándole al público el desvío con reverencias. En las tiendas y en los restaurantes atienden con tal amabilidad que pareciera que en todo momento estuvieran pidiendo perdón por cualquier inconveniencia.
La primera muestra extrema de amabilidad la vimos en el vuelo de 12 horas entre Los Ángeles y Tokio. Las azafatas estaban vestidas muy femeninamente con riguroso peinado. Le comenté a Nona “que diferencia con las azafatas de Lan Chile”. Y no es que desprecie a mis compatriotas, pero pareciera que las azafatas chilenas te quieren dar a entender que aunque te están prestando un servicio como, digamos, de sirvienta, ellas en su manera de hablar y en sus modales te comunican que son de clase media alta, que están ahí porque hablan inglés y que tienen ese trabajo solamente como un pasatiempo como excusa para viajar por el mundo. Las empleadas japonesas, en cambio, te dan a entender que están ahí para servirte y repiten constantemente “sorry for the inconvinience” (disculpe usted la inconveniencia).

Honestos: para ilustrar esta excelente cualidad nipona me acabo de levantar de la mesa en donde estoy escribiendo para ir al baño. Por pura precaución me llevo conmigo el pasaporte. Dejé en la mesa, a vista del público, mis dos maletas, mi bolso con mi computadora portátil, y sobre la mesa mi lector de libros electrónicos Kindle. No les miento, sí sentí un poquito de temor mientras estaba sentado en los impecables baños (de eso hablaré más adelante), imaginándome que en un dos por tres en vez de estar en Japón estaba en algún lugar de América Latina y tendría que subirme al avión tan sólo con mi pasaporte en la mano. Pero, gracias a Dios, estoy todavía en Japón, en una sociedad que tiene el sentido de la honestidad más elevado del mundo, sin ser ellos una sociedad cristiana y haciendo, con esta virtud, que “ascuas de fuego”, como dice la Biblia, se amontonen sobre las cabezas de las naciones cristianas deshonestas. (La versión más moderna de la Biblia dice: “que les arda la cara de vergüenza”). Aquí en el aeropuerto he visto carritos con maletas “abandonados” fuera de los restaurantes, mientras la gente, despreocupadamente, come dentro.
La honestidad japonesa impide que la gente acepte propinas. Si dejas propina el mesero saldrá corriendo detrás tuyo para devolverte el dinero que, según él, se te quedó en la mesa.
Recuerdo la anécdota que me contó mi amigo Fernando Gutiérrez que visitó Japón hace algunos años y dejó olvidada su cámara fotográfica en el tren. Dio aviso y la cámara la trajeron de vuelta en el tren que venía en sentido contrario. Los funcionarios se deshacían en disculpas como si hubiera sido falta de ellos.
Sí, hay gente mala y mafiosa en Japón, pero ellos no hablan de eso, es un tema tabú. La mafia se mueve mucho en el mundo de la construcción, la prostitución y las drogas, pero no se menciona y el consejo es que si no te metes con ellos, ellos tampoco te molestarán.

Formales: en este punto me refiero al respeto de las reglas comunitarias. Obviamente la formalidad les viene de la amabilidad, la disciplina y el respeto. Ellos no son parte de la cultura individualista, su cultura es colectiva, por lo tanto prima en ellos el bien común antes que el personal. Por eso mantienen formalidades en los negocios, en los saludos, en la vestimenta. La mayoría de los hombres que trabaja en oficinas viste de traje y corbata. Los trabajadores manuales usan unos pantalones anchos y una gorra con cubre cuello. No son bulliciosos, no se ríen a carcajadas, no estornudan estrepitosamente, más bien hacen un estornudo de gato, como le llamo yo. Tampoco son desordenados al conducir, respetan las leyes del tránsito. Hacen ordenadas cola para subirse a los buses. Todo mundo usa uniforme, están orgullosos de usarlo. Los choferes de taxi usan guantes blancos al igual que la policía. En algunas tiendas al pagar te hacen firmar con formalidad el recibo.

Disciplinados: todo mundo cruza en las esquinas. Los padres pueden ir a dejar a los niños a la puerta de la escuela solamente la primera semana de clases, a partir de la segunda semana se requiere que los niños caminen solos por donde deben ir con absoluta disciplina. De hecho, nuestros amigos chilenos que viven en Tokio nos mostraban el parque hasta donde les era permitido a ellos llegar con su hija, pues de ahí en adelante la niña debía caminar con sus amigas a la escuela de ida y de vuelta.
Todos los vehículos se estacionan en reversa en los estacionamientos públicos. Esto se me hizo curioso y pregunté el por qué. Me contestaron que era una disciplina basada en la consideración por el otro y también para hacer de la salida, en caso de emergencia, algo ordenado ya que todos irán mirando al frente sin esforzarse por “recular” en el caos. (La palabra “recular” está en el diccionario por si acaso. Nona me la rebatió fuertemente, pero es una palabra, aunque fea, apropiada).
Hay edificios de oficinas o departamentos privados en donde uno ve en la puerta muchos zapatos “estacionados”. Eso da a entender cuánta gente hay adentro. Y al igual que los automóviles, todos los zapatos están mirando hacia la calle por lo mismo, en caso de emergencia, es más fácil calzárselos sin alboroto y arrancar sin tropiezo.

Limpios: yo había escuchado al pastor Juan Carlos Ortiz decir que los occidentales comemos en grupo y nos bañamos solos, en cambio japoneses, comían solos y se bañaban juntos. Tal parece que así es. El baño tiene un tremendo valor para ellos. Los departamentos son pequeñísimos, aún así tienen un cuartito, aparte del cuarto del inodoro, en donde tienen una tina para el agua caliente aparte de la ducha. En la tina entran limpios ya, y la comienza a usar la visita, y luego por orden de edad, a veces hasta dos personas en la tina. Es una tradición una ceremonia para relajarse.
A la entrada de los restaurantes, en el lobby, tienen lavamanos. Y lo que a mí más me gustó fueron los inodoros que tienen un panel con varios botones. Los botones tienen dibujos y palabras en japonés. Así es que la primera vez que entré a un baño público en una gran tienda, no me animé a presionar ningún botón, aparte del de la cadena, por supuesto. Le pregunté a mi amigo la diferencia entre dos botones parecidos. Él se rió y me dijo que uno era para echar agüita por delante y otro por atrás. El de atrás se llama “oshiri” (esa palabra sí que me la aprendí, significa trasero). Entonces la ceremonia va más o menos así: uno prende el botón de calefacción del asiento, luego se sienta, hace sus necesidades y al final aprieta el botón que dice “oshiri” y uno ajusta la temperatura del agua y sale un chorro a presión, me imagino que guiado por rayo laser, porque nunca falla, ni salpica, sino que llega justo donde tiene que ir. Uno se limpia y seca como de costumbre y sale con una sensación de limpieza extrema.
Un día estábamos visitando un antiguo templo pagano en un parque y quise visitar un baño público por pura curiosidad ("Yeah, right", dice la Nona). Lo que pasa es que en ese parque había gente que se veía más popular, menos adinerada, etc. Sin embargo el baño estaba excelentemente limpio. Eso sí que en ese caso no había tazas sino los típicos hoyos en el suelo que uno ve en el oriente. Aún así, la higiene del lugar era muy buena.
Y para terminar, sin ahondar mucho, lo negativo de los japoneses: Bajo su amabilidad hay siempre una máscara de inexpresión. Ellos muestran modales, pero no sentimientos. Uno no sabe cómo se sienten, de hecho se incomodan cuando tienen que mostrar alegría o tristeza. También son supersticiosos producto de su religión Shinto y la influencia del budismo. Creen en la protección del perro que parece león y lo ponen como escultura en los parques o en las entradas de las casas o los techos como protección en contra de los terremotos o de los tifones, en el caso de Okinawa. Las tumbas tienen una pequeña explanada con un par de asientos en donde los familiares van a menudo a comer en presencia del muerto y le dejan botellas de licor de arroz. Los japoneses son insulares, es decir habitan en islas, por eso es que son aislados. Tienen una gran desconfianza con los extranjeros y demuestran su amabilidad, pero no la aceptación del otro. A los visitantes se les tolera y se les acepta su conducta bulliciosa, su vestimenta extravagante, sus modales extrovertidos, sencillamente porque son “los de afuera”. Tienen un tremendo sentido de agradecimiento con los norteamericanos que levantaron económicamente a este país después de la Segunda Guerra Mundial haciendo de Japón una potencia mundial. Pero ellos, debido a su historia milenaria de aislamiento, todavía miran con recelo todo lo que venga del otro lado del mar.
Los japoneses son inflexibles, mantienen sus tradiciones y su respeto milenial. Hay mucha tecnología y novedades modernas en Japón, pero la sociedad en sí es inflexible lo cual irrita, pero a la vez le da a ellos un sentido de estabilidad. Y por último, algo que mencionó mi esposa, ellos no tienen sentido de la moda. Yo no me fijé mucho en eso, pero Nona sí y con frecuencia me decía que mirara a alguna mujer y viera la mala combinación de prendas y de colores. Definitivamente Japón no es Italia en donde todo tiene estilo, desde los zapatos y las carteras hasta los autos y los refrigeradores. Los japoneses son muy sencillos en su amoblado y en su ropa.
Una cosa que me ha intrigado es el poco avance del cristianismo en Japón. Hoy solamente menos del uno por ciento de la población japonesa es cristiana. Hay 509.000 católicos y 500.000 protestantes. Quizás el gran error ocurrió cuando Francisco Javier, el primer misionero enviado por Portugal en el siglo 16, al bautizar a los convertidos les daba un nuevo nombre portugués y los hacía vestirse y vivir como europeos. Recién a partir de 1871 se permitió libertad a los cristianos para predicar. Y he aquí un dato muy curioso: aunque los cristianos son menos del uno por ciento, siete primeros ministros de Japón han sido cristianos, tres católicos y cuatro protestantes.
Mi oración es que el Señor Jesucristo, el sol de justicia, pueda brillar en la tierra del sol naciente y que los cristianos japoneses puedan tener el valor y el poder de Espíritu Santo para esparcir el evangelio. Y ojalá que los turistas y trabajadores occidentales cristianos no estorbemos el proceso.

Thursday, February 23, 2012

El pequeño y sucio secreto del pastor.

Aquí les regalo este excelente artículo que traduje del inglés. Mi oración es que les sirva a cada pastor y a cada oveja del rebaño del Señor. Bendiciones.


El pequeño y sucio secreto del pastor.
Por Phillip Wagner en http://www.philipwagner.com/article/a-pastors-dirty-little-secret/

Peter Drucker, el ya fallecido gurú de liderazgo dijo que los cuatro trabajos más difíciles en Estados Unidos (y no necesariamente en ese orden) son:
1- Ser presidente de los Estados Unidos.
2- Ser presidente de alguna universidad.
3- Ser gerente general de algún hospital, y
4- Ser Pastor.
¿Será verdad eso? Los pastores aman a Dios y aman a la gente. Ellos oran por la gente, guían a la gente a tener una fe en Jesucristo y enseñan la Palabra de Dios.
Ese es un trabajo de ensueño. Puedes leer la Biblia todo el día, orar, jugar algo de golf y predicar. ¡Yo quiero hacer eso!
Aquí les va el secreto: ser pastor es un trabajo muy duro, no es para gallinas.
La verdad es que el trabajo de un pastor puede ser de 24/7 y conlleva desafíos únicos. Algunos pastores se desgastan tratando de ayudar a la gente. Algunos hieren a sus propias familias porque se envuelven demasiado en el ministerio. Otros florecen en su ministerio y en su vida personal.
Aproximadamente el 85% de las iglesias en Estados Unidos tienen menos de 200 personas. El 60% de las iglesias tienen menos de 100 personas. El promedio de tamaño de las iglesias en EEUU es de 89 personas, según la investigación del Grupo Barna. El personal es pequeño y las necesidades son grandes. En muchas situaciones el pastor tiene que ser un maestro de Biblia, contador, estratega, visionario, técnico en computación, consejero, orador público, director de alabanza, guerrero de oración, mentor, entrenador de líderes y levantador de fondos.
¿Quién podría llenar todos esos requisitos?
90 % de los pastores han dicho que el ministerio llegó a ser una cosa totalmente diferente de los que ellos pensaban que sería antes de entrar al ministerio.
70% dice que ahora tienen una más baja auto-estima que la que tenían cuando recién comenzaron.
En lo que a mí concierne, me encanta ser pastor. Tengo un gran personal, tenemos excelentes personas en nuestra iglesia y estoy satisfecho aunque pase por períodos buenos o etapas difíciles. Por supuesto que es más fácil estar “satisfecho” cuando las cosas marchan bien. Tengo muchos amigos que también son pastores. Mi matrimonio es fuerte y soy un mejor hombre por causa de mi tiempo en el ministerio.

Algunos de los problemas únicos que enfrentan los pastores:

1- La crítica -
Los pastores pueden ser criticados por mucha gente y por una infinidad de cosas:
“La música está muy fuerte. La adoración es muy corta. Es muy larga”.
“Los sermones no son profundos. Son muy largos”.
“El pastor se cree muy importante, me tomó tres semanas para lograr una cita con él”.
“Habla mucho sobre el dinero”
“Pastor, ¿Puedo hablar un minutito con usted?”. Esta simple petición puede causar en la mente del pastor este pensamiento: “Ay, Señor, y ahora ¿Qué hice?”.
Nosotros los pastores debemos encontrar la forma de no tomar la crítica tan a pecho y aprender de algunas verdades que pueden estar escondidas detrás de la crítica.

2- El rechazo -
Hay miembros que se retiran, hay líderes que se van y amigos del pastor que lo abandonan. La verdad es que - la gente se va.
Mientras más pequeña es la iglesia, más se nota cuando alguien se va. Algunos se van por decisiones razonables, mucho se van de una manera imprudente. La gente también se va de las iglesias grandes, y se van por miles.
También hay gente que se va de la iglesia de Marcos Witt y de la iglesia de Dante Gebel.
Cuando nuestra iglesia ya tenía 150 personas y alguien se iba, era muy decepcionante. Yo trataba de consolarme pensando, “es posible que se me estén yendo por docenas de aquí de mi iglesia, pero hay miles que se le han ido a Jack Hayford y él sí que es un gran pastor”... Pero ese pensamiento era consuelo por solo un minuto.
“Me voy”. “Queremos algo más espiritual”. “Mis necesidades no se están supliendo en esta iglesia”. Estos comentarios parecieran un rechazo personal.
Todos los pastores hemos escuchado “no me estoy alimentando aquí”. Bill Hybels lo ha oído. Wayne Cordero, Dino Rizzo, Ed Young, Craig Groeschel, Steven Furtick y Matthew Barnett también lo han oído. ¿Verdad? ¿No se sienten nutridos en esas iglesias con esos pastores? ¿Cómo será posible?
Una de las virtudes más difíciles de adquirir es tener “una piel dura y un corazón blando”. Amar a la gente, no tomarlos tan en serio y no tomar las cosas tan personalmente. “Ahhh, OK. Señor, ayúdanos”.

3- La traición -
El confiarle a algunos miembros de la iglesia nuestras cargas personales muchas veces nos puede perjudicar. Es posible que ellos terminen diciéndole a otras personas los asuntos íntimos del pastor. Los empleados de la iglesia tienen la capacidad de echar a los miembros. El pastor a veces le confía el púlpito o le da un título y esa persona usa esa influencia que les han dado para sacar a la gente de la iglesia. El beso de Judas.
El que el personal de la iglesia cause problemas es traición. Hay pastores que piensan, con razón, “te estoy pagando para que soluciones problemas. Yo puedo conseguir los problemas gratis, no necesito pagarle un salario a alguien para que provoque los problemas”.
Un 40% reporta un conflicto con un miembro de la iglesia por lo menos una vez al mes.
El 85% de los pastores dijeron que el problema más grande es que están cansados de lidiar con gente problemática, ejemplo: ancianos, diáconos, directores de alabanza, miembros de la directiva y pastores asociados que están descontentos.
La primera razón por la cual los pastores dejan su ministerio es porque la gente de la iglesia no está dispuesta a seguir la misma dirección y meta que tiene el pastor. Los pastores creen que Dios les quiere llevar en una dirección, pero la gente no está dispuesta a seguirles o a cambiar.
El 40% de los pastores dice que ha pensado en abandonar su pastorado en los últimos tres meses.
Nosotros los pastores debemos encontrar la manera, con la gracia de Dios, de amar a la gente como que si nunca nos hubieran dañado antes.

5 - La soledad -
¿Quién es mi amigo? ¿En quién puedo confiar? Si le cuento a otro pastor mi problema, ¿Me irá a criticar, le dirá a otros o me tratará de otra forma en el futuro?
El 70% no tiene a alguien a quien pueda considerar un amigo cercano. ¿Son mis amigos verdaderamente mis amigos, o son miembros de la iglesia que como amigos pasajeros se irán cualquier día?
Las amistades verdaderas son cruciales para una vida plena, especialmente para el bienestar de un pastor. Ponga especial esfuerzo en esa área.

6 - El cansancio -
El 50% de los ministros no duran más de 5 años.
El 70% sintió el llamado al ministerio antes de comenzar un ministerio, pero después de tres años como pastores, sólo el 50% siguió sintiendo el llamado. Mantenerse personalmente refrescado es un arte y una ciencia, y es extremadamente importante.
Cuando llega la fatiga la fe tiende a disolverse. El cansancio cambia nuestra interpretación de las cosas. La falta de tiempos de descanso puede hacernos ver un vaso que está a la mitad, no sólo medio vacío, sino que también sucio, contaminado y venenoso.

7 - Frustraciones y decepciones.
Las decepciones vienen de muchas maneras.
En las congregaciones pequeñas el salario anual de un pastor está entre los USD 35.000 y los USD 40.000. Hay muchas cosas que un pastor con este salario no puede hacer con su familia cuando otros a su alrededor ganan más.
Hay muchas áreas en el ministerio en que definir el “éxito” es difícil. Los pastores tenemos la tendencia a ser muy duros con nosotros mismos. Trabajamos en un área en que el buen trabajo y el buen esfuerzo no siempre se traduce en un éxito garantizado.
Muchos pastores trabajan duro, pero les falta un “factor X”. Son buenas personas, creyentes sinceros, aman a Dios, conocen la Palabra, tienen satisfacción en sus sermones, pero de alguna manera hay algo que no encaja. Es muy frustrante.
Es como si un líder de alabanza que ama a Jesús y tiene una gran voz musical, de alguna manera no puede llevar a la gente a una experiencia de adoración efectiva.
Algunos días los líderes se sienten como que pareciera que no pueden hacer nada bien. De repente las cosas están yendo mejor y entonces uno de los líderes de la iglesia cae. A veces las cosas marchan bien y de repente un par de los mejores diezmadores abandona la iglesia.
La iglesia necesita dinero, pero el pastor no quiere poner mucho énfasis en el dinero. No todo se basa en el dinero, pero al final todo se basa en el dinero.
Todo esto puede ser muy abrumador.
4.000 iglesias nuevas se fundan cada año y 7.000 cierran sus puertas.
Más de 1.700 pastores dejaron el ministerio cada mes el año pasado.
Más de 3.500 personas por día dejaron la iglesia el año pasado.
El 50% de los pastores se siente tan desanimado que si pudieran dejar el ministerio lo harían, pero no tienen otra forma de ganarse la vida.
El 45.5% de los pastores dice que han experimentado depresión o extremo cansancio al punto de necesitar tomar permiso de ausencia de su trabajo.
Este no es el caso de todos los pastores. De hecho, muchos de los que conozco han sido capaces de manejarse bien con estos asuntos.

Cómo es que los cristianos y los miembros de la iglesia pueden ayudar.

1- Ore por su pastor: ore por guianza, protección, amigos saludables, por su matrimonio y su familia.
2- Proteja a su pastor de la mejor manera posible, no permita el chisme ni la crítica. ¿Cómo podría usted servir y solucionar los problemas para evitar la sobrecarga del pastor?
3- Anime a su pastor. Déle gracias por su trabajo y su ministerio. Déle gracias por su sacrificio. Dígale de algún tiempo específico en el cual usted o alguien que usted conoce experimentó un cambio de vida en la iglesia. Honre a su pastor delante de otros. Déjele saber que está orando por él.
De acuerdo con el reporte de la investigación Barna, la profesión del pastor está ya entre las profesiones menos respetadas, un poquito más arriba de vendedor de autos.

A los pastores:
¡No se rinda, pastor! La persistencia es poderosa. ¡Siga adelante! Su trabajo, su labor de amor y su sacrificio realmente cuenta.
Yo sé que lo que menos quiere oír un pastor es otro sermón. Pero estos pasajes me han ayudado mucho. Aférrese a la Palabra de Dios para su vida.
Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Hebreos 10.35-36.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Gálatas 6.9.
Tenga cuidado de no caer en la trampa de la comparación. Mirar otros ministerios puede ser inspirador, pero compararse con otras iglesias puede ser destructivo y decepcionante.
Hágase de nuevos amigos pastores. Busque acceso a nuevas influencias, nuevos líderes, iglesias o ministerios que están haciendo algunas cosas diferentes.
Descubra algunas ideas y puntos de vista frescos. A veces sólo basta una o dos ideas nuevas para cambiar la situación que nos rodea.
Algunos pastores que están batallando o quizás ya no están en el ministerio es posible que tengan algunas heridas que no han resuelto. Les animo a buscar sanidad. Busquen consejería, encuentren un grupo de Celebrando la Recuperación, equípese con recursos para sanar y comparta sus secretos con gente confiable. Recuerde que usted está tan enfermo como los secretos que tiene.
Pastores, ¡Les amo!

Phillip Wagner.

*El Instituto Fuller, George Barna y Pastoral Care Inc. Proveyeron las estadísticas que he usado en este escrito.