Sunday, August 08, 2010

Mi homenaje de admiración para Dean Cary (1940-2010)


Lo conocí por las publicaciones del Colegio Bíblico que llegaban a Chile en 1978. Siempre aparecía su foto de gringo alto, rubio y calvo. Una vez que llegué como estudiante a Eagle Pass en 1979 comencé a admirarlo y a quererlo. El primer fin de semana en Texas me llevó, junto a otros dos estudiantes (Juan García y Lula Rocha) a una feria de entretenciones en Piedras Negras. Era mi primera visita a México, aunque sólo consistía en cruzar el puente del Río Grande. Dean Cary conducía un Volkswagen Rabbit motor Diesel. El asiento trasero siempre estaba lleno de libros, revistas y cartas. Ese viaje fue providencial para mi: conocí a Nona y quedé flechado.
El “hermano Dean” vivía en un trailer home en los terrenos del Colegio. Su casa ya la había dejado y pasaba por la tristeza de un divorcio. Me impresionó su oficina tapizada de libros. También me impresionaba su total dominio del inglés y español, su gran carcajada con la cual celebraba mis chistes, su sentido del humor, su compasión, su sentimentalismo. Era un hombre bueno, cariñoso, un corazón mexicano en un cuerpo gringo.
Tarde en las noches o temprano en la madrugada lo veía correr haciendo ejercicio. Nos decía que lo hacía para poder mantener controladas sus tentaciones sexuales.
Piloteaba su propio avión. En una ocasión él tenía que viajar a Indianápolis a representar al Colegio Bíblico en una mega iglesia. Me invitó a ir con él junto a Francisco Villalobos, mi compañero de cuarto, con el cual cantábamos a dúo. El día indicado estábamos ya listos espérandolo cuando llegó con la triste noticia que no podría llevarnos porque el clima no le permitiría volar la avioneta hasta Indianápolis. Me imagino que se puso muy triste por la cara de decepción que vio en mi y en Francisco. Se quedó en silencio un rato y dijo: “Bueno, muchachos, voy llevarlos de todas maneras en la avioneta hasta Dallas y allí nos iremos en avión comercial a Indianápolis”. ¡Qué alegría tan grande sentimos y qué admiración de un hombre que estaba dispuesto a pagar extra por no decepcionar a dos adolescentes!
Todavía recuerdo la impresión de haber aterrizado en una de las gigantescas pistas de este gran aeropuerto cuyo tamaño es similar a la isla de Manhattan.
En Indianápolis visitamos la iglesia Chapel Rock en donde hice amistades que perduran todavía hoy, 30 años después.
En el verano de 1980 Dean y yo fuimos a Chile. Se quedó en mi casa. Para entonces ya estaba divorciado y enamoradísimo de Karen y se sentaba en la mesa del comedor a escribirle. En una de esas noches del frío invierno santiaguino, tembló fuerte, y él, de dos o tres zancadas llegó al patio de la casa asustadísimo, mientras mi mamá le gritaba que no se parara en medio del patio porque allí había un pozo séptico, y él pegó un par de saltos para ubicarse en otro lugar.
Durante ese viaje de reclutamiento fue capaz de conseguir visa de estudiantes para Walter, Willy, Eunice, Evy y Eugenia. Gracias a su incasable trabajo por el Colegio y sus contactos políticos, Dean Cary pudo matricular, en aquella época, cerca de 20 estudiantes chilenos.
La avioneta tuvo un trágico final con un viaje a Estancia de Ánimas, Zacatecas, en donde invitó a mis futuros suegros a acompañarlo. Mis suegros, Jesús y Luz Castillo, conocían a Dean desde su juventud cuando se aventuraba en viajes misioneros a Zacatecas. Esta era la primera vez que mis suegros se subían a un avión. Dean llamó a los hermanos del pueblo para que le prepararan una cancha donde se hacían carreras de caballos para aterrizar. Llegaron sin problemas, pero al momento de aterrizar habían tantos curiosos en la pista improvisada que Dean se vio en la necesidad de desviar un poco el avión hacia la izquierda con tan mala suerte que el ala chocó con un nopal y se quebró chorreando gasolina. Dean le gritaba a mi suegro que saliera rápido, pero mi suegro, caballero él, decía “las damas primero”, pero la dama de mi suegra estaba en el asiento de atrás. En fin, mis suegros se asustaron un poco ya que no sabían muy bien cómo eran estos aterrizajes. Volvieron en bus a EEUU.
Con el dinero del seguro se compró otra avioneta. A veces le pedía a un par de estudiantes que fueran al aeródromo a lavar la avioneta, y como pago les daba una vuelta en el aire sobrevolando el Colegio.
Y aquí les va una historia que refleja de cuerpo entero a este hombre. Mi papá estaba de visita en Washington D.C. en casa de mi hermano Raúl. Yo, desde Texas, hablaba por teléfono con él con frecuencia, pero tenía muchas ganas de verlo. Dean Cary se dio cuenta de eso y me dijo que él le regalaría un pasaje en avión a mi papá para que se encontraran en Tulsa, donde él estaría visitando iglesias, y que desde ahí lo traería en avioneta a Eagle Pass. ¡Que tremendo regalo de amor! Cual fue mi sorpresa que el día antes de partir él me dijo: “Fernando, te vas conmigo. No le digas nada a tu papá. Le daremos la sorpresa en Tulsa”. Partimos tres en la avioneta: Dean, John Rex y yo. En el aeropuerto mi padre estaba esperando al hermano Dean, cuando en eso me aparezco yo. Fue un encuentro muy emocionante. Lo que más me impresionó fue que al voltear a mirar al hermano Dean lloraba más él que yo.
Debido a su divorcio y recasamiento, el hermano Dean renunció a la presidencia del Colegio Bíblico. Se quedó a vivir en el pueblo y comenzó a trabajar de periodista en una radio y en televisión. Él era un hombre muy abierto a las cosas espirituales, de hecho en la visita a Chile fuimos a la Iglesia de la Comunidad Cristiana que acostumbraba a celebrar el culto con cánticos, saltos y danzas. En medio del culto lo miro a él que estaba sentado en otro lugar y para mi asombro el honorable presidente del Colegio Bíblico de las conservadoras Iglesias de Cristo estaba danzando con una alegría genuina.
Dean y Karen comenzaron una célula de hogar con gente más o menos acomodada en Eagle Pass. Dean pasaba una vez a la semana a buscarme al Colegio Bíblico para que fuera a su grupo y tocara la guitarra. Muchas veces me sentí demasiado honrado por él cuando me invitaba a cenar a su casa.
A principios de 1983 Nona y yo ya estábamos planeando nuestra boda. Nona me preguntó acerca de dónde íbamos a vivir y cómo la iba a mantener. Yo le contesté que viviríamos en Chile y, la típica respuesta de un enamorado del Señor, “Dios proveerá”. Nona y yo nos pusimos de acuerdo para orar en cuanto a la provisión económica para vivir como misioneros en Chile.
Un día me encontré con el hermano Dean que andaba visitando el Colegio. Con mucha alegría me abrazó y me dijo: “Supe que te casarás con Nona. Estoy muy contento por eso”. Luego me preguntó dónde viviríamos y cómo nos sostendríamos. Le conté que iríamos a Chile y que estábamos orando por un sueldo. De inmediato me dijo: “Llamaré a los hermanos de Chapel Rock. Ellos me apoyaban económicamente cuando era misionero y les voy a pedir que ese dinero lo destinen a ustedes”. Y así sucedió, la Iglesia Chapel Rock de Indianápolis nos sostuvo como misioneros durante 26 años. Nona y yo creemos en la interseción de los santos.
De allí en adelante nos mantuvimos en contacto por cartas y lo veíamos en algunas de nuestras visitas a Texas.
Las dos últimas veces que lo vi sentí tristeza por el deterioro de su salud. En 1997 viajamos de Virginia en avión a San Antonio para ir a visitar nuestra familia en Eagle Pass. Tuvimos algunos inconvenientes con las conecciones de avión, mi esposa y los niños se fueron en un vuelo, y yo tuve que llegar un día más tarde. Llamé al hermano Dean para que me hiciera el favor de recogerme en el aeropuerto y me llevara a la terminal de buses para irme a Eagle Pass. Como había tiempo libre antes de tomar el bus me llevó a su casa. Una vez allí saqué un ejemplar de mi libro “La Reforma Presente”, se lo dediqué y se lo di. Él, muy emocionado, me lo agradeció y se sentó a leerlo. Pasaron los minutos y él continuaba leyendo. Su esposa conversaba conmigo y él seguía leyendo. Noté que Karen le hacía ciertas preguntas domésticas y a él le costaba hilar el pensamiento. No hizo ninguna pregunta ni comentario del libro, lo cual me pareció curioso. Rumbo a la terminal de buses manejó muy callado.
Meses más tarde me dieron la noticia de que Dean Cary, antes de los 60 años, sufría Alzheimer.
Nona y yo asistíamos a la Convención Nacional Cristiana de las Iglesias Cristianas en inglés en Indianápolis en julio del 2003, cuando saliendo de la última sesión vimos a Karen y Dean. Nos acercamos a ellos. Él nos miró y sonrió con alegría, sin embargo ya no conocía a la gente. Cuando Nona se presentó reaccionó con mucha lucidez, la abrazó y le preguntó “¿Cómo está Lucita?”, así llamaba él a mi suegra. Nona le dijo que muy bien. Él le replicó “cuando la veas me la saludas”. Cinco pasos más adelante volvió a preguntar por Lucita y volvió a enviarle saludos. Y así, en unos pocos metros repitió las mismas frases unas cinco veces. Todo el tiempo me sonrió, y aunque le dije quién era yo, no pareció reconocerme.
Hoy es domingo 8 de agosto de 2010. Hace un ratito Nona recibió un mensaje de una amiga de San Antonio que le comunicó que el hermano Dean había fallecido el viernes 6. Él siempre se recordaba que tanto yo como él habíamos nacido en marzo, él en 1940 y yo en 1960. Podría haber sido mi padre, pero me trató como un querido hermano chico.
Cuando pienso en mi esposa querida, cuando reflexiono en mi ministerio, cuando pienso en mi vocación de pastor, siempre surge en mi mente el nombre de Dean Beryl Cary. Él es una de esas personas que Dios destina para bendición de miles, entre ellos Nona y yo. “Más allá yo le veré, junto al río cristalino”.

Friday, August 06, 2010

Matrimonio gay, código civil y viejos en un asilo - conversaciones del Facebook.

Las conversaciones que entablé por Facebook, y que más abajo transcribo, sucedieron por causa de una seguidilla de acontecimientos familiares, estatales y mundiales.
La misma semana en que mi hija mayor contrajo matrimonio, en Argentina se declaraba legal el matrimonio entre personas del mismo sexo. En Chile, algunos políticos comenzaron a proponer lo mismo. En California, el juez federal Vaughn Walker, homosexual declarado, declaró inconstitucional la declaración del estado que define al matrimonio como algo celebrado entre un hombre y una mujer, dando paso así a reanudar los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Luego, hubo un triste reportaje televisivo en Chile que mostró el maltrato dado a los ancianos en asilo para viejitos. Todo se juntó para hilar esta entretenida conversación.
En el primer posteo copié lo que publicó en Facebook el pastor Dudley Rutherford (Iglesia Cristiana Shepherd of the Hills, Porter Ranch, California): “Diez mil jueces NO podrán jamás definir el matrimonio, SÓLO lo puede hacer el juez VERDADERO”.
En el segundo posteo puse esta reflexión: El código civil chileno dice que el matrimonio "es un contrato solemne por el cual un hombre y una mujer se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntos, de procrear y de auxiliarse mutuamente". Algunos políticos quieren cambiarle "hombre y mujer", y "procrear". ¿Qué tal si en vez del género le cambiamos también el número? Así permitiríamos la poligamia. ¿Y si le cambiamos el obsoleto "indisoluble"? Pues ya existe el divorcio. ¿Y auxiliarse? Eso me suena a catalogar a la mujer de débil. Mejor que cada cual sea independiente y se rasque con sus propias uñas.
Y por último, la conversación más larga surgió con el comentario que mi hermano Andrés puso, en forma chistosa, acerca del reportaje televisivo del abuso en los hogares de anciano. Andrés escribió...
“Me dio tanta pena el reportaje de anoche de Informe Especial! ¡No quiero que traten así a mi mami cuando la interne!”.
Mi hermano, que es muy popular, tiene muchos amigos en Facebook que comentaron dicho programa de televisión y surgieron las rabias contra personas desalmadas que abusan de los viejitos. Mi comentario fue...
“Las raíces son profundas, comienzan desde que el hogar ya no es hogar, es hotel. Al niño de tres años lo mandamos a que otros lo cuiden en el jardín (de pre escolares), para que se vaya acostumbrando a los ochenta.”
Y ahí comenzó una larga conversación con Carolina: “Fernando, pero yo creo que no tiene mucho que ver el jardin infantil con el asilo...”

Fernando: Por supuesto que tiene que ver, ahí comienza todo. Es más, comienza antes, cuando cambiamos el concepto de familia. Los primates superiores tenemos la capacidad de elegir, capacidad que usamos pésimamente. Jamás una hembra del reino animal dejará a su cachorro al cuidado de otra hembra. Jamás un animal dejará a los viejos tirados en un rincón del bosque. Nosotros, los primates superiores así lo hemos elegido.
¡Y hay de aquel que nos quiera imponer un sentimiento de culpa! Es hora de definir modernamente la familia (parejas del mismo sexo), la crianza (en salas cuna), el materialismo (todos trabajando), el fin de semana hedonista (todos en fiesta), los viejos al asilo. Y si aprobamos el aborto mucho mejor, porque luego podremos aprobar la eutanasia. Niños no bienvenidos, out! Viejos no bienvenidos, out también! Todo es resultado lógico del secularismo evolucionista, no hay nada de que admirarse. Descendemos del mono. Perdón por ofenderlo, señor mono.

Carolina: jajajajjaja no sé si reirme o llorar. Es que al menos yo soy profesional, soy ingeniero comercial y dejé de trabajar cuando me casé y no volví a hacerlo pues yo adoro cuidar y ver crecer a mi hijo. Pero esa es una posibilidad económica que tenemos bien pocas mujeres te diré y de la cual me siento sumamente agradecida. Ahora, puede ser que yo atribuya todo esto a mi formación árabe ya que soy descendeinte de marroquíes, y así como me gusta cuidar de mi hijo cuido de mi casa y de mi marido. Por mi casa han demabulado decenas de empleadas pero siento que nadie hace las cosas ni cuida de ellas como yo.
En cuanto a los jardines infantiles en estos días son útiles porque la gran mayoría de las mujeres necesita trabajar para tener una estabilidad económica en beneficio del mismo niño. ¿Me entiendes?

Fernando: Ah, mi querida Carolina, te abrazo fuerte y te felicito por cuidar a tu niño. A los primates pequeños, nuestros hijos, no les interesa que su madre sea ingeniera o temporera, ellos quieren a su mamá 24/7. Tu opinión es peligrosa, ¿no ves que la cultura árabe tiene oprimida a la mujer y la tiene enjaulada en la casa? Aunque yo creo que muchos de nuestro monitos quisieran tener madres árabes. Madres árabes, amantes europeas, abuelitas latinas.
(Me asombro de lo seco y sarcástico que estoy hoy, pero de los ocho miembros de mi familia se me fueron 5, así es que ando descargando mis frustraciones en el facebook hoy).

Carolina: jajajaajajaja!!!

Fernando: ¡Qué feliz fui yo enjaulado con mi madre hasta los seis años cuando me mandó a la escuela! Por eso es que aunque mi hermano Andrés la quiera mandar al asilo de ancianos, no podrá. Ella es "inasilable". ¿Te das cuenta ahora de la relación entre sala cuna y asilo? (Discúlpeme presidenta Bachelet, no me gustó que en su gobierno aumentó de 708 a 4.200 las salas cunas del estado), ¿Ves la relación entre aborto y eutanasia? ¿entre fetos y senescentes? ¿entre familia prehistórica y familia moderna? ¿entre creación y evolución?

Carolina: Pero es que este pais al menos está LLENO DE MUJERES QUE NECESITAN trabajar y muchas sufren dejando a sus niños en otros lugares ¿Qué más pueden hacer? Tambien hay otras mujeres que necesitan realizarse como personas y profesionales y yo creo que está bien. Cada cual lleva su familia y su vida como mejor le parezca. También hay que considerar que hay hombres que no apoyan a sus mujeres.

Fernando: Siguiendo con la evolución: la mona chita es exigente, no se aparea con cualquiera, se asegura un macho alfa y responsable. Las aves no se aparean con cualquier pájaro, le exigen nido primero. La hembra homo sapiens basta con que le hablen bonito y se aparea. El macho huye, la deja sola y entonces "necesita trabajar" como dices tú. La hembra homo sapiens ha perdido la capacidad de elegir a un macho que la ame, la apoye, la sostenga económicamente, la defienda. Por eso es que el estado ha salido a defenderla y a construir salas cunas. Algunas se aparean con machos débiles que les dicen "aprovecha tonta", “lleva al cachorro a la sala cuna no más, pa' eso es gratis”.
Las leonas, las osas, las vacas, las yeguas, seres inferiores, se sienten totalmente realizadas siendo madres de sus cachorros. La hembra homo sapiens, hasta hace unos 30 ó 40 años también se sentía feliz y realizada en ese rol. Pero evolucionó, llegó la liberación femenina y la revolución sexual, ahora su "realización" la logra a la par del macho profesional. La sociedad la anima a eso y la hace sentir inferior si se queda, como leona, a defender y a criar a sus cachorros en casa, desaprovechando sus grandes talentos profesionales en bien de la sociedad de consumo. Deja a los pequeños indefensos con nanas, tíos, vecinas, curas, pastores, que son lobos vestidos con piel de ovejas (esto se descubre con cámaras escondidas. Lo verás en el próximo reportaje: Sala Cuna: un grito de ayuda). Después, con los años y las recriminaciones de sus leoncitos adultos confundidos, llora la hembra. Pero así es la evolución, y sobrevive el más fuerte. La osa liberal y moderna termina en al asilo de ancianos.

Carolina: Mmm... ¿Y las que quieren realizarse como profesionales y mujeres? Mi cuñada prefirió realizarse como médico antes de la maternidad, con la salvedad de que ella no se "apareó" con su marido. ¿Sabes qué Fernando Soto Dupuy? te leo y me parece estar leyendo a mi abuela (qepd), con la diferencia que ella venía de una familia musulmana.

Fernando: En cuánto a qué pasa con las mujeres que quieren realizarse, mi conclusión es que no hay empate, alguien tiene que perder y alguien tiene que ganar. Si la hembra opta por realizarse en el mundo material, van a perder las crías y va a ganar la empresa. Si ella prefiere quedarse en la cueva con sus cachorros, perderá la empresa y los “cabritos” estarán más felices que perros con pulgas. Si le das años de fideldad a la oficina, al final te jubilan y los cachorros te mandan al asilo. La otra opción es vivir económicamente más apretada y disfrutar el amor de los hijos y los nietos en casa. Las hembras homo sapiens tienen todo el derecho de ser profesionales, pero en el proceso el instinto animal no dejará que te lleves a los cachorros entre las piernas. Pueden aplazar la maternidad si lo desean. Pueden trabajar part-time si lo desean para dedicarle al cachorro las mejores horas del día. En la tarde llegará a casa el león cazador y podrá cuidar al leoncito mientras ella se toma un tiempecito para trabajar o socializar con las otras leonas. Ya llegará el tiempo en que los cachorros estarán unas ocho horas en la jaula de la escuela, entonces la leona estará más libre para "realizarse". Pero asegúrese que cuando los chiquitos lleguen de la escuela ella esté allí. Alberto Cortez habló de ellos en una de sus canciones:
En bandadas emergen de la escuela
bochincheros gorriones incesantes
sin esquirlas aún y sin secuelas
de llevarse la vida por delante.
... cuando esos gorrioncitos llegan a la casa, su mamá estará ahí. ¡Ah! estos atardeceres gélidos que ustedes están pasando en Chile. El cachorro llega a la casa calientita, la mamá lo abraza, le tiene sopaipillas pasadas, lo conforta de sus ajetreos en la escuela, el cachorro se siente en paz y dichoso. Sin embargo, día tras día se repite la triste imagen de los cachorros llegando a una casa fría y sin madre, a prender estufa, a prender la tele, a meter algo al microondas y a esperar a la leona "realizada" mirando por la ventana que llegue a casa. La madre homo sapiens se debe asegurar antes que nada y primero que todo, en toditas sus decisiones, el binestar de sus hijos antes que el de ella. Contra los parientes, contra la sociedad, contra los políticos, contra la vecina, contra el sistema. Todo a favor del cachorro. El cachorro primero que todo, dando la vida por él si fuera necesario.
Que bueno que te acuerdes de tu abuela musulmana, pero no se te olvide que no estoy hablando de religión, sino de biología y sentido común.
Y para terminar, aquí te va parte de la canción de Alberto...
Cachorros de nadie,
vergüenza de todos,
cachorros de cárcel,
cachorros de odios.
Cachorros a expensas
de oscuras razones,
de la indiferencia,
de las ambiciones.
Cachorros privados
de amor y ternura,
cachorros golpeados
por la desventura.
En todos los tiempos
y en toda la tierra;
semillas al viento
que el viento se lleva.
Si piden socorro
que nadie se asombre
que son los cachorros
de todos los hombres.

Osvaldo, otro amigo de mi hermano, escribió: WOW Fernando ¿cómo es que interpretas tan bien mis pensamientos? Los comparto 99,9% Leer tus comentarios ha hecho que este día (aparte de ser mi onomástico) haya valido la pena. ¿Dónde puedo leer más de tus opiniones? Un abrazo.

Fernando: Gracias Osvaldo. Andrés es quien me provoca, para bien, digo yo. Puedes ir a IglesiaAgape.com y en la izquierda hacer click en Blog del pastor.

Verónica, nuestra hermana, remató con su lindo comentario: Andrés, aunque queramos internar a la mami y al papi va a ser difícil, están tan re bien de todo que seguramente nos vamos a tener que internar con ellos. Fernando, me hiciste recordar de cuando llegaba del colegio y la mami me recibía y me sacaba los zapatos y calcetines porque venia mojada por la lluvia y la casa estaba calientiiiiita con la Comet (una gran calefactor de moda en los años 70). Gracias a Dios que pude optar por cuidar a mis cachorros.